La noticia de la existencia de un proyecto para levantar un centro de ocio para más de mil personas en medio de la urbanización Nueva Junquera III, en Cuarte de Huerva, ha provocado la indignación de sus 600 vecinos, que lo ven como un elemento extraño que estropeará sin remedio un entorno residencial caracterizado por su tranquilidad desde que se estrenó en el 2006.

El ayuntamiento de la localidad, que inicialmente ha considerado que «el uso planteado es compatible con el Plan General de Ordenación Urbana y el plan parcial que lo desarrolla», esgrime ahora, tras valorar los aspectos técnicos de la iniciativa, que esta no cumple los requisitos en materia de accesos y ruidos. «Un proyecto de este tipo no es adecuado para un barrio de viviendas unifamiliares», subraya Bizén Fuster, concejal de Chunta Aragonesista en el consistorio de Cuarte.

Los promotores, especializados en hostelería de restauración, aseguran que se amoldarán a todas las exigencias de la normativa municipal. Desde su punto de vista, la fuerte oposición a su plan que perciben en los residentes y en el ayuntamiento es fruto «de un malentendido».

«Se trata de hacer un restaurante o finca para eventos familiares y de empresa que creará 50 puestos de trabajo», asegura uno de los empresarios, que recalca que «en ningún momento se ha querido montar allí una discoteca, como se ha dicho en alguna parte, ni tampoco un macrocomplejo de ocio».

POSIBLE PERMUTA

«Si no puede ser con un aforo de 1.200 personas, se hará para menos, para lo que autorice el ayuntamiento, y siempre respetando las normas de accesos, capacidad y ruidos», precisa el promotor, que asimismo se muestra «totalmente receptivo» a otras soluciones, como la permuta por una parcela equivalente en otra ubicación.

«Quieren embutir a toda costa un gran complejo hostelero en un espacio que no da de sí», mantiene Paolo Oliveira, presidente de una de las comunidades de vecinos afectadas por el proyecto. «Estará a un paso de las viviendas, rodeado por dos parques infantiles y enfrente de un colegio, un entorno en el que, sencillamente, no encaja un servicio de ese tipo por los ruidos y el tráfico que mueve», afirma.

«Un centro de ocio así traerá muchas molestias, incompatibles con una zona residencial, y ya ha producido un rechazo frontal por parte de los vecinos», indica José Javier Aquerreta, que encabeza otra de las asociaciones vecinales existentes en Nueva Junquera III. Él, como el resto de residentes, eligió este enclave de Cuarte para vivir porque, «estando a un paso de Zaragoza, está también cerca de la naturaleza».

COMO UN MIRADOR

«El ruido que se puede generar aquí será insoportable, las casas están muy cerca del solar y vendrán autobuses y coches que tendrán problemas para maniobrar y no dispondrán de suficiente espacio de estacionamiento», advierte Aquerreta.

La urbanización se halla en un cerro, en el límite justo del escarpe que se eleva sobre la ribera del Huerva, a espaldas de la meseta conocida como plana de María.

Tiene buenas vistas sobre el río y el sur de Zaragoza y estos últimos años las autovías (A-23), las rondas (Z-40) y las líneas de ferrocarril (variante del AVE) se han desarrollado de forma rápida en esa parte del municipio. Con todo, el rumor del tráfico de las afueras llega amortiguado a la urbanización, que sigue siendo un lugar relativamente apartado.

Hasta el punto de que, si bien hay un colegio de reciente construcción, no se han instalado comercios de ningún tipo, lo que obliga a los residentes a ir de compras a Zaragoza y a los supermercados de Cuarte. «Nos hacen falta otro tipo de servicios», manifiesta Oliveira. «Necesitamos una instalación deportiva, tiendas, locales para uso social..., cosas que realmente revaloricen estas viviendas y nos faciliten la vida», continúa.

«FALTA DE ESPACIO»

De hecho, la parcela en la que se pretende edificar la finca de eventos, de más de mil metros cuadrados, está calificado como suelo urbano consolidada para otros usos, una denominación que cubre un amplio espectro de posibilidades, entre ellas el ocio, es decir, la actividad hostelera.

Jesús Pérez, alcalde de Cuarte, piensa que el talón de Aquiles del proyecto es «la falta de espacio». El consistorio, explica, ha pedido a los promotores que hagan una descripción más detallada de lo que se proponen llevar a cabo. Pero se muestra convencido de que es muy difícil que la iniciativa cumpla todas las prescripciones urbanísticas y medioambientales.

Los hosteleros insisten en que están dispuestos a colaborar con el ayuntamiento y los vecinos y a negociar otras soluciones. Pero hacen hincapié en que la normativa urbanística ampara un proyecto pensado para un terreno de su propiedad al que legítimamente desean sacar rendimiento. De ahí que las tres partes en conflicto, residentes, promotores y consistorio tengan que sentarse para buscar una salida.