Estos días, una vez más, los vecinos y vecinas de la calle Bruno Solano y las familias del CEIP Basilio Paraíso se encontraron de repente, sin ninguna información previa, con la tala de los pinos de su calle.

La explicación dada por el Ayuntamiento de Zaragoza ha sido que estas obras responden a los presupuestos participativos que tiene como fin el acondicionamiento de la calle para facilitar y hacer seguro el paso de peatones y contempla la renovación integral de la vía, que cuenta con tuberías de abastecimiento y saneamiento antiguas. Según estas mismas fuentes, si bien inicialmente no estaba previsto cortar los árboles, finalmente no ha quedado otro remedio y para compensar se plantarán otros nuevos.

Sin embargo, vecinos y familias del colegio no comparten la forma en que se ha tomado esta decisión, sin ninguna información previa ni siquiera a la junta de distrito.

Desde la Asociación Naturalista de Aragón consideramos que este es un tema que lamentablemente se repite muchas veces, no hace tanto tiempo se produjo la protesta vecinal y de los colegios de la zona por las obras de los garajes de la plaza de los Sitios. La tala debe ser siempre la última opción y si al final es indispensable por motivos de seguridad, debería informarse a los vecinos de las calles afectadas y por supuesto a la junta de distrito del barrio. Es una demanda que venimos realizando desde hace años con los diferentes gobiernos municipales sin que se haya conseguido hasta la fecha.

Hoy en día es ampliamente reconocido el papel que juega el árbol en la ciudad, tanto desde el punto de vista ambiental como de la calidad de vida del ciudadano.

El arbolado urbano, aparte de su indiscutible valor estético, mejora la calidad del aire, amortigua el ruido, dulcifica las temperaturas extremas y corrige la contaminación, ofreciendo espacios favoritos para el ocio, el encuentro y la relajación. Hacer que los espacios públicos sean más agradables y confortables es un objetivo primordial para las ciudades y en aquellas que sufren climas rigurosos como el nuestro, el árbol adquiere un valor estratégico, ya que representa una contribución fundamental a la calidad de nuestra vida urbana.

Por otra parte, determinados ejemplares longevos se conviertan en un patrimonio cultural, histórico y sentimental, aspecto que una tala y sustitución no resuelve. En consecuencia, el árbol urbano no debe ser contemplado únicamente como un elemento adicional de los proyectos urbanísticos, sino que debe estar integrado en los mismos. Sin embargo, a pesar del consenso teórico y del marco legal existente a su favor, el árbol urbano es una víctima permanente del urbanismo actual como lo atestiguan hechos como los siguientes:

--Incumplimiento permanente de las Ordenanzas de Zonas Verdes del ayuntamiento en vigor, que se traduce habitualmente en una falta de protección de las raíces en el conjunto de obras que se realizan en calles y plazas. Las heridas así ocasionadas suponen el punto de partida de problemas posteriores, tales como la pérdida de estabilidad, infecciones y pudriciones y, en definitiva, el resultado de un árbol enfermo que puede convertirse en peligro.

--Subordinación sistemática del arbolado preexistente a las condiciones que aparecen como consecuencia de planes de remodelación de calles y plazas. Como efecto, periódicamente se producen talas indiscriminadas, en ocasiones masivas, de árboles que han alcanzado su punto de madurez y se encuentran por ello en pleno cumplimiento de sus tareas ambientales.

--Plantaciones inadecuadas realizadas por organismos ajenos al personal experto en arboricultura y que no tienen en cuenta ni su adaptación a nuestra climatología ni al espacio donde se van a plantar y desarrollar.

--Falta de coordinación entre diferentes servicios municipales y administraciones implicadas, lo que demuestra la ausencia de política común y coherente para la protección del arbolado urbano.

--Árboles cuya singularidad fue reconocida por el propio ayuntamiento, pero que siguen sin un plan de protección adecuado y sufren problemas de abandono y exposición a prácticas indebidas.

--Inexistencia de protocolos de actuación de obligado cumplimiento para todas las empresas y servicios que puedan interferir con la protección y conservación del arbolado urbano.

--Inexistencia de normativa que fuerce a incorporar pliegos de condiciones técnicos de obligado cumplimiento para todas las empresas que actúan en las calles, plazas y parques de nuestra ciudad.

--Falta de información a las personas, colectivos y asociaciones afectadas o interesadas en la protección del arbolado con el objetivo de explicar las diferentes alternativas ante una obra en cuestión y en su caso la necesidad inexcusable de la tala.

Es por todo ello que solicitamos se justifiquen las razones así como los responsables políticos o técnicos que han tomado la decisión de tala de dichos árboles sin información previa que hubiera permitido la búsqueda de alternativas, aun tratándose de una obra resultado de un proceso participativo y que se estudie la posibilidad de salvar los dos arboles que quedan tal como demandan las familias del CEIP Basilio Paraíso y vecinos de la zona.

*Miembro de Ansar

**Miembro de Amigos de la Tierra