La Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, ha afirmado hoy que la derrota de la banda terrorista ETA no debe significar solo que deje de matar, sino también que deje de exaltar hechos, ideas y principios que no caben en el Estado de Derecho.

Esa ha sido una de sus reflexiones en la inauguración de una jornada en Zaragoza sobre "El discurso del odio y los límites de la libertad de expresión", en la que se ha referido a los "verificadores" del desarme de ETA y a la petición del Colectivo de Víctimas del Terrorismo del País Vasco (Covite) de que comparecieran en la Audiencia Nacional, algo muy relevante, ha dicho, para tratar de identificar a miembros o colaboradores de la banda para poder perseguir centenares de delitos hasta ahora no esclarecidos.

En declaraciones a los medios antes de su intervención, Becerril se ha congratulado de que ETA no cometa asesinatos, pero ha insistido en que hay que ser "todavía más exigentes", en que la banda debe entregar su arsenal, que no es la "pequeña muestra" que enseñaron a los "autodenominados verificadores" y también en que pidan perdón a las víctimas, algo que estas última están esperando.

"Es algo más serio", ha insistido Becerril, quien ha apuntado que "poca cosa" hicieron los verificadores y que el fin del terrorismo en España exige "más seriedad y más rigor".

En su intervención, Becerril ha asegurado que le ha preocupado y ocupado mucho tras la sentencia que anuló la doctrina Parot la excarcelación de presos de ETA, de violadores y asesinos, una sentencia de obligado cumplimiento para España que "no deja de ser muy dura" y que se ha cumplido "con tal velocidad" que ha merecido la felicitación del Tribunal de Estrasburgo.

Ha subrayado que los atentados de la banda terrorista "son acciones de odio", que ETA expresa ese odio en sus pintadas y comunicados y en sus exigencias a los ciudadanos y al Estado de Derecho, y que frente a esas expresiones se erigen el derecho, la conciencia democrática en la sociedad y las instituciones, entre ellas la que dirige.

Ha apuntado que la Constitución española reconoce el derecho a expresar libremente los pensamientos, ideas y opiniones, pero ha planteado como duda si ha de protegerse la libertad de expresión de cualquier idea, incluso de las que resulten repulsivas o contrarias desde el punto de vista de la dignidad humana, o deleznables respecto de los valores que estable la Carta Magna.

Becerril ha apuntado como otro problema que no hay una "línea clara que deslinde" un discurso que pueda resultar ofensivo o impopular de uno que transmita odio, y es a los tribunales a los que corresponde la interpretación.

Ha incidido en la necesidad de erradicar el discurso del odio, de evitarlo en las redes informáticas, en la música y en los discursos, porque la historia evidencia que ha acabado en verdaderos conflictos, como la II Guerra Mundial, que nació a base de síntomas de odio.

En España, ha indicado a los medios, se persigue y se es sensible para evitar exaltaciones de odio, racismo, xenofobia, violencia o terrorismo y ha indicado que, comparativamente con otros países de la Unión Europea, esa sensibilidad es muy alta, los españoles son conscientes de dónde deben estar los límites y cuando se sobrepasan, suele haber una reacción.