Intenso verano el que está teniendo la Policía Nacional en lo que se refiere a robos con fuerza, especialmente, en establecimientos hosteleros de Zaragoza. Otros cinco jóvenes, de 18 y 19 años, fueron detenidos como responsables de este tipo sustracciones en bares a los que acceden reventando las persianas de acceso. En esta ocasión actuaron en el barrio Universidad, pero también en Delicias donde no es la primera vez que ocurren hechos así.

El arresto de tres de ellos, V. F. C. A. y H. K., de 19 años, y J. S. G. R., de 18 años, fue realizado por la Brigada de Policía Judicial de la Jefatura Superior de Policía de Aragón que inició la investigación, después de que el propietario de un local interpusiera una denuncia porque habían intentado acceder a su bar. Había sido a finales del mes de agosto en la calle Pedro Cerbuna, muy próxima al campus San Francisco de la Universidad de Zaragoza.

Igualmente otro propietario de otro establecimiento hostelero próximo acudió a la Policía apara informar de que la misma noche del día 25 de agosto también habrían intentado robar en su local, presentando los mismos daños que el anterior, persiana y puerta de acceso. Ahí comenzó la investigación en la que hubo un análisis de las cámaras de seguridad de determinados locales que permitió reconocer a los sospechosos.

En libertad

Con ello los agentes pudieron identificar a cinco de los integrantes de este grupo de jóvenes, siendo localizados y detenidos tres de ellos que pasaron a disposición del Juzgado de Instrucción número 5 de Zaragoza que acordó su libertad provisional. Por el modus operandi empleado y por las grabaciones, los investigadores también les imputaron otros dos robos con fuerza en la calle Santa Orosia y Vía Hispanidad. Además, la Brigada de Seguridad Ciudadana de la Jefatura detuvo a otros dos jóvenes, N. C. B. y M. B. G. de 19 y 18 años respectivamente, al ser sorprendidos cuando intentaban robar en un establecimiento en la calle Delicias.

Un arresto que fue posible gracias a que un vecino oyó ruidos extraños sobre las 04.00 horas del pasado jueves y decidió asomarse a la ventana. En ese momento observó como estos dos chicos estaban rompiendo un cristal para acceder, así que no dudó en llamar a la sala del 091 para alertar de lo que estaba ocurriendo. Unas patrullas que estaba en las inmediaciones se desplazaron al lugar, sorprendiéndoles sin posibilidad de fuga. Este viernes pasaron ante el juez y fueron puestos en libertad.

Nuevo perfil delincuencial

Menor que cumple la mayoría de edad y se une con amigos de fechorías cuando eran niños para seguir viviendo del delito. Ese es el perfil de los delincuentes más jóvenes que en los últimos meses tras el confinamiento están actuando en la capital aragonesa.

Su especialidad son los robos, bien sean con fuerza, como pueden ser las sustracciones en establecimientos previa rotura de persianas o escaparates, o con violencia e intimidación empleando armas blancas e, incluso, técnicas como el mataleón.

La Policía Nacional ha observado un descenso de la edad de los arrestados con un rango de entre los 18 y 19 años. Momento en el que renuevan la ficha policial como adultos, ya que como menores ya estaban registrados e, incluso, alguno ha estado internado en un centro especializado.

Otro aspecto coincidente que han detectado es que entre ellos se conocen y que podrían estar organizados de tal manera que no suele actuar la misma pareja en un hecho delictivo para así dificultar las identificaciones. Asimismo, los grupos no suelen superar las dos personas, consiguiendo de esta forma que no se les pueda imputar, además del delito de robo con fuerza o violencia, otro de pertenencia a banda criminal. Forman parte de perfiles muy variados, tanto chicos o chicas que en su tiempo tuvieron que ser tutelados por servicios sociales como otros cuyo núcleo familiar no está desestructurado.

Por otro lado, los robos suelen ser de subsistencia, es decir, no buscan grandes cantidades de dinero puesto que lo usan para pagar caprichos propios de la edad como ropa, pero también para el consumo de determinadas sustancias estupefacientes. También les interesan los teléfono móviles, tanto para su uso personal como para la reventa en el mercado ilegal. A la mayoría todavía no se les puede aplicar la agravante de reincidencia que les llevaría a prisión.