La última detención de Bryan Jiménez, de 28 años, tuvo lugar en el 2018, después del intento de homicidio de un joven en un parque de Zaragoza al que le asestó dos puñaladas en el abdomen que casi le matan. Aquel arresto fue en Tarragona donde trató de esconderse, aunque fue localizado por la Policía Nacional, si bien fue puesto en libertad provisional tras declarar. Una situación que, al parecer, aprovechó para seguir delinquiendo, ya que sobre él pesaban 20 requisitorias, tres de ellas para que ingresara en prisión. Desde entonces estaba siendo buscado y ayer la Guardia Civil le detuvo en un importante dispositivo que desplegaron en Borja. Fue sobre las 10.00 horas.

En esta ciudad zaragozana vivía el fugitivo que, curiosamente, había elegido un piso situado en la céntrica plaza del ayuntamiento para residir. Eso sí, su estancia iba a ser temporal porque en el piso había muy pocas pertenencias y dormía sobre un colchón en el suelo. Su forma de vivir, ya que no solo le buscaba la Justicia aragonesa, sino también en Andalucía y Cataluña, según señaló ayer la Comandancia de la Guardia Civil de Zaragoza que le definió como un «peligroso delincuente».

Entre sus antecedentes policiales destacan delitos como malos tratos, robos, receptación, extorsión, amenazas, estafas y un homicidio en grado de tentativa, entre otros. De hecho, el instituto armado destacó que «no solo huía de la Justicia, sino también para evitar ser víctima de un supuesto ajuste de cuentas».

Un hecho que ya publicó en su día este periódico cuando fue arrestado por un error que tuvo un familiar suyo que le protegía en Deltebre (Tarragona). El Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón le buscaba por intentar matar a otro joven en el parque del Respeto durante una reyerta entre clanes de etnia gitana. Nadie denunció la agresión, pero el hospital en el que ingresó gravemente la víctima lo puso en conocimiento de los investigadores.

Pero antes de que ayer fuera detenido en Borja por especialistas de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Zaragoza y Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) número 5, los agentes le buscaron en Andorra.

Fue en diciembre del año pasado, después de que recibieron información de que Bryan Jiménez podría encontrarse junto a su pareja sentimental en la calle Berge número 3 de esta localidad turolense. La Benemérita montó un operativo el 11 de diciembre, a las 14.15 horas. Participaron dos patrullas uniformadas y otros ocho agentes de paisano, si bien no lograron arrestarle. Les adjuntaron las fotografías que en su día le hicieron en Tarragona y en la que destacaba un tatuaje en el cuello a modo de identificación.

Tras ser detenido en Borja, la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Tarazona acordó el ingreso en prisión del sospechoso para hacer cumplir las tres órdenes de internamiento en un centro penitenciario. Pendientes tiene otras 17 requisitorias por diferentes diligencias judiciales.

El próximo 26 de febrero ya tendrá un juicio por el robo con fuerza cometido en una nave situada entre Movera y Pastriz. Él junto a otro joven habría accedido a unas instalaciones por el conducto de ventilación y habrían robado calderas de gas y módulos de tractores. Afronta tres años de cárcel.

Andorra como escondite

A finales del año pasado entró en el puesto de la Guardia Civil de Andorra una comunicación en la que se informaba a los agentes sobre la posibilidad de que «un individuo peligroso» pudiera estar escondiéndose en la localidad de Teruel. Su nombre era el de Bryan Jiménez Oliver, de 27 años y nacido en Ejea de los Caballeros. El aviso procedía de la Policía Nacional de Teruel, iniciándose un operativo de búsqueda que no dio los frutos de ayer en Borja (Zaragoza).

No es la primera vez que esta ciudad de las cuencas mineras acoge a un fugitivo. En junio de ese mismo año era detenido allí el conocido como Rambo de Requena Fue tras herir de un disparo en el abdomen a un agente del instituto armado en Muniesa. A Pedro Lozano Jiménez, de 28 años, le estaban buscando tras haber desvalijado una veintena de masías en la Comunidad Valenciana, quien no había dudado de hacer uso de la escopeta que siempre llevaba al hombro. La Guardia Civil tenía la sospecha de que podía haber pasado a la provincia de Teruel, pero estas se confirmaron tras el intento de asesinato al agente en Muniesa. Fue abatido en Andorra, donde trató de esconderse previo robo a punta de arma de fuego de un vehículo.

Un operativo policial que hizo rememorar a todos andorranos cuando el municipio de confinó porque se buscaba a Nobert Feher, conocido como Igor el Ruso, quien había asesinado anteriormente a los guardias civiles Víctor Romero y Víctor Caballero y del ganadero José Luis Iranzo.

Iranzo puso una denuncia en el cuartel de la Guardia Civil porque Feher --en ese momento, un delincuente peligroso sin identificar--, había entrado a robar en su explotación. No fueron sus únicas víctimas, aunque sí fueron las que peor suerte corrieron. Días antes había actuado en Albalate del Arzobispo, refugiándose en masicos a los que entraba a robar. Venía de cometer otros asesinatos en Italia por los que fue condenado a cadena perpetua. Ahora se enfrenta a prisión permanente revisable por el conocido como triple crimen de Andorra.