El Gobierno de Aragón ha tenido que invertir 41.000 euros para adecuar las instalaciones de la Escuela de Artes del Actur. Inaugurada en el 2009, los materiales han dado algún que otro quebradero de cabeza al caerse varias de las cristaleras que forman las paredes del novedoso edificio que ha obligado al Ejecutivo a colocar vallas protectoras entre el inmueble y la acera.

Fuentes de Educación explicaron que tras el estreno de la escuela y "por motivos de dilatación" se rompían los cristales y caían al suelo, con el peligro que ello conlleva. Según la DGA todos fueron repuestos por otros nuevos de diferente material para evitar que el suceso volviera a ocurrir aunque, a día de hoy todavía se ven zonas en las que no se han sustituído las cristaleras rotas.

Por si fuera poco, los "actos vandálicos" no ayudaron a mantener intacta la fachada de la escuela, explicaron en Educación. Inicialmente, el Ayuntamiento de Zaragoza colocó unas vallas provisionales que rodeaban los edificios para evitar que los estudiantes se sentarán junto a las fachadas. Finalmente Educación optó por hacer extensiva esta medida de protección y rodeó la escuela con vallas fijadas al suelo para crear un espacio de seguridad entre el edificio y la acera peatonal. No obstante, Educación asegura que ya no existe riesgo alguno y que desde hace "un año" no ha habido ningún incidente.

La reposición y sustitución de las cristaleras por otros materiales supuso un coste de 41.000 euros al Ejecutivo.

El Gobierno de Aragón invirtió más de 23 millones de euros en este edificio que se encuentra entre las calles Gertrudis Gómez de Avellaneda y María Zambrano. Está compuesto por tres volúmenes que se conectan a través de una planta baja y ocupa una superficie de 22.336 metros cuadrados.