Raúl Gurrea forma parte de la UAPO (rebautizada como Unidad de Refuerzo Flexible de la Policía Local de Zaragoza) desde hace nueve años. Su pasado en el Ejército del Aire y su interés por la atención sanitaria le llevó a especializarse en la atención a víctimas en ambiente prehospitalario. Una formación voluntaria -que se costeó el mismo- que aplicó con éxito en la madrugada del domingo cuando salvó la vida a un joven apuñalado en el pulmón, a escasos centímetros del corazón.

Satisfecho por el resultado, este policía local recuerda con todo detalle su intervención. «Finalizábamos una intervención en una pelea en la zona de la calle Dato cuando escuchamos por emisora que pedían una ambulancia en la calle Mayor, que se había producido un apuñalamiento», afirma, mientras señala que rápidamente acudió su patrulla formada por seis agentes. Una cantidad que «no es baladí» en este tipo de actuaciones, tal y como destaca, puesto que no solo hay que atender a víctimas, sino que hay que mantener la seguridad en la zona y recoger declaraciones de testigos. Una labor que con una patrulla conformada por dos agentes es complicado.

ATENCIÓN

Cuando este agente llegó vio que la zona estaba controlada y que el personal de seguridad de La Casa del Loco estaba taponando la herida con unas gasas. «Fue retirárselas y ver que salían burbujas del pulmón, así que mi compañero sacó del minibotiquín unos parches torácicos que le salvaron la vida», apostilla, mientras señala un pequeño compartimento que lleva junto al arma reglamentaria. Cada uno cuesta 200 euros y al igual que su formación para atender casos de riesgo vital se lo ha costeado él.

«El chico no podía casi respirar, si bien gracias al parche empezó a hacerlo por las vías naturales, así que decidimos controlarle el pulso y evitar que perdiera la consciencia mientras llegaba la ambulancia para que le trasladara a un hospital», según afirma Gurrea.

No tiene duda alguna de que si no llega a ser por esta preparación y por el minibotiquín (en el que hay para hacer torniquetes, gasas mostáticas -para hemorragias-, vendaje israelí, tijeras, guantes de nitrilo y dos parches torácicos) la víctima pudo haber muerto en plena vía pública.

Él y otros cinco agentes pertenecientes a la actual URF llevan consigo este material sanitario que ha demostrado ser vital. Asimismo, un centenar de miembros de la Policía Local de Zaragoza saben cómo emplearlos, así como llevar a cabo diferentes técnicas de auxilio para casos de extrema gravedad. Atentados como los de Barcelona y Cambrils llevaron a muchos agentes a querer aprender una forma de actuación policial que obtuvo el visto bueno de los altos mandos del Cuerpo, pero que no recibió ningún tipo de ayuda por parte del Ayuntamiento de Zaragoza,

Sus conocimientos no solo han interesado a sus compañeros, sino que también ha formado a agentes de los Mossos d’Escuadra y de la Ertzaintza, entre otros cuerpos policiales.