Expertos del Grupo de Análisis de Mercado Inmobiliario presentaron ayer un informe en la Diputación de Zaragoza (DPZ) en el que recogen nueve puntos para dinamizar el alquiler y la compraventa de viviendas como una de las formas para combatir la despoblación en la provincia zaragozana. Se trata de un reto difícil, dado que solo 32 de los 298 municipios registran cierta actividad de alquiler, mientras que en el resto es «mínima o inexistente», en palabras del doctor Bienvenido Subero, autor del documento junto al doctor Luis Fabra.

Las medidas propuestas, que ayer fueron presentadas en la sede de la DPZ, abarcan desde la sistematización de la oferta existente para incluirla en el mercado virtual a la potenciación de la banda ancha, pasando por la creación de un inventario de inmuebles vacíos, la mejora del estado de los inmuebles (un número considerable está en ruina) y agilizar la gestión de los edificios vacíos con asesoramiento a los ayuntamientos.

Todas estas medidas, que configuran un «plan de acción», deberían ir acompañadas de otro tipo de iniciativas, como la rehabilitación de cascos urbanos consolidados, mejorar los servicios en el mundo rural (bomberos, Guardia Civil, vigilancia forestal) o facilitar el acceso a la vivienda a inmigrantes y familias monoparentales.

El panorama no es muy halagüeño al margen del área de influencia de la capital de Aragón, si bien hay excepciones, municipios como Cariñena, Caspe, Tauste, Ejea, Gallur y Tarazona, entre otros. El Bajo Aragón de Caspe y la Ribera Alta muestran un dinamismo del que adolecen otras zonas.

De hecho, según el estudio, titulado El mercado de la vivienda en la provincia de Zaragoza. Propuestas para su dinamización, en un periodo de evolución demográfica de cinco años solo se registran más de 200 operaciones anuales de alquiler en Calatayud (338), Caspe (229), Cuarte de Huerva (299), La Muela y Utebo.

ATONÍA INMOBILIARIA

Esto demuestra que, cuanto mayor es la variación en la población, mayor es también el número de alquileres. Una tendencia que está muy ligada a la importancia numérica del sector de habitantes comprendido entre los 25 y los 54 años, el más susceptible de moverse por motivos laborales con la consiguiente necesidad de comprar o alquilar vivienda.

Sin embargo, tal y como apuntó Bienvenido Subero, entre el 2012 y el 2017, las personas en esa franja de edad se ha reducido en toda la provincia, con independencia del tamaño del municipio. Cuanto más pequeño es un pueblo, menor es la población joven y, consiguientemente, más peso tienen los mayores. En este sentido, el hecho de que algo más del 90% de la población se concentre en municipios con más de 2.000 habitantes, mientras que el resto solo aglutine al 9,30%, explica en gran medida la atonía inmobiliaria de las localidades menos pobladas.

COMPRAVENTA

La primera conclusión, apuntaron Subero y Fabra, es que «el mercado de alquiler existe pero es muy débil. También ha observado que no hay mucha vinculación entre precio y calidad. Así, son relativamente baratos municipios como Borja, Cariñena y Caspe, con más del 60% de las operaciones por debajo de los 300 euros.

En cuanto a municipios relativamente caros, por encima de los 600 euros, se encuentran Cuarte de Huerva, María de Huerva y Zaragoza, con más del 10% de los alquileres declarados. En el resto, al menos el 60% de los alquileres oscila entre los 300 y los 450 euros.

En el campo de la compraventa de vivienda, hubo seis municipios (excluida la capital) con más de 100 operaciones de este tipo en el año 2017: Utebo, Ejea, Calatayud, Cuarte, Zuera y La Muela. Otros 14 municipios acumularon más de 50 transacciones en el mismo periodo.

Otro problema de importancia en el mercado inmobiliario es el hecho de que, cuanto menor es el número de habitantes de un municipio, peor es también el estado de conservación de las viviendas, hasta el punto de que en los de menos de 100 habitantes más de un 14% de los inmuebles presenta una situación de ruina, mala o deficiente.

Las circunstancias son muy similares en el resto de localidades con menos de 2.000 habitantes, mientras que a partir de esa cifra el parque inmobiliario en mal estado se reduce al 7,5%. En este sentido, existe una tendencia al abandono de la vivienda que aumenta en los pueblos con menos habitantes, aunque hay excepciones. De ahí que los autores del informe propongan medidas de ayuda para reparaciones y rehabilitaciones.