El robo de material académico es uno de los frentes que tienen que combatir las universidades, condicionadas por la libertad que deben tener los miles de profesores, de estudiantes y de empleados para entrar y salir por los centros. Las instalaciones de la Universidad de Zaragoza son muy amplias y dispersas, y a pesar de los servicios de vigilancia no siempre se puede evitar los hurtos, muchos de ellos nocturnos. La Facultad de Educación, por ejemplo, recibió la visita de los ´cacos´ hace un año. Durante el rectorado de Juan José Badiola se dio luz verde a un proyecto de seguridad que contemplaba la colocación de cámaras de vídeo en puntos estratégicos de los campus, una medida que se encontró con el rechazo de algunos grupos de estudiantes.