En tiempos de pandemia de coronavirus, las relaciones sociales se limitan, y en algunas zonas de la comunidad el ocio nocturno se prohíbe, los centros juveniles y los locales se cierran y los bares reducen su horario. Una situación que provoca un efecto directo en el ocio de los jóvenes, limitándolo y aminorando las alternativas.

Desde el punto de vista sociológico, durante el confinamiento la juventud fue un colectivo olvidado, y actualmente continúa con cierto abandono. «No ha habido una planificación para el sector juvenil en esta nueva normalidad», asegura Saúl Pérez, sociólogo, economista e integrante del Colegio Profesional de Ciencias Políticas y Sociología de Aragón.

Desde su punto de vista, no se dan alternativas al ocio de los jóvenes, «más cuando les ha pillado en el final del curso académico y en pleno verano». «Al verse sin alternativas, buscan las salidas más fáciles, y la mezcla de verano, juventud y calor provoca salir a la calle, los botellones, etc», opina.

La socialización es el despliegue máximo de las capacidades de establecer relaciones que tienen las personas, que llega a su máxima expresión en la juventud. Y actualmente existe una ausencia de espacios de relación de esa socialidad juvenil, que resulta esencial en esa fase vital. Así lo manifiesta el sociólogo y profesor de la Universidad de Zaragoza, Juan David Gómez.

«Los espacios de ocio son los que eliges y los jóvenes necesitan pasar muchas horas en ese ejercicio de la socialidad. Al prohibir botellones y cerrar espacios se tiene que dar una salida», explica. «Entiendo que se cierren por seguridad, pero cuando taponas una vía tienes que abrir otra. De lo contrario, se da una contención y si no se promueven salidas a esa contención, van a buscar otras vías que serán escondidas», según Gómez.

La profesora de sociología de la Universidad de Zaragoza, Tatiana Iñiguez, apunta que para el joven la socialización es imprescindible, «necesita estar en contacto continuo con su grupo de iguales», dice. Se cuenta con las nuevas tecnologías, que permiten ese contacto, pero se precisa del tipo cara a cara. «Los jóvenes necesitan estar con otros jóvenes», insiste. Un aspecto que la pandemia ha limitado en gran medida. «¿Cuál es la alternativa que tienen los jóvenes para socializar?», se pregunta. «Obviamente estar con sus amigos en la calle, el botellón, el ocio nocturno, etc», comenta.

Existen otras alternativas de socialización. «Hicimos un estudio con el Instituto Aragonés de la Juventud y la mayoría de jóvenes están en clubs deportivos, hacen actividades de muchos tipos, pero justo en verano no se da, o se ha limitado mucho», indica. «Al final, al joven para socializar le quedan las nuevas tecnologías o juntarse en estos espacios donde a veces se relajan las normas», concluye.

Para Iñiguez, no se han tratado las necesidades de este grupo social. «Ahora se habla de ellos para estigmatizarlos, pero no se está pensando en las alternativas que les podemos ofrecer a las necesidades que tienen», subraya.

La juventud es un reflejo de la sociedad y este colectivo está sufriendo una estigmatización por parte de la misma, «cuando puede ser hasta minoritario el conjunto de los grupos que se saltan las recomendaciones sanitarias», precisa Pérez.

En la asesoría psicológica del Cipaj, Laura Zapata atiende a jóvenes que afirman que su forma de ocio se ha reducido a dar una vuelta por el centro de la ciudad, tomar algo, quedar con un grupo de amigos o ir al pueblo. «Los jóvenes quieren estar con gente de su edad, y no se ha pensado en darles alternativas saludables. Ahora la solución es quitar todas las vías de ocio para ellos», señala.