Las familias de seis colegios públicos de Aragón presentaron ayer en una comisaría de la capital aragonesa su denuncia colectiva contra Linceci (Liga Nacional contra el Cáncer Infantil), la asociación que recaudaba dinero para los niños con cáncer y que resultó ser, tras la investigación policial, una estafa.

Se trata de las Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos de los colegio Mateo Valero de Alfamén; Virgen de la Peana de Ateca; Gaspar Remiro de Épila; San Roque de María de Huerva; Alberto Galindo de Sena y Lucien Briet de Zaragoza. Todas ellas se han unido al sentirse «engañadas» por el timo que se descubrió a principios de junio y por el que Linceci, con sede central en un local del barrio del Actur, estafó en toda España hasta 5 millones pidiendo fondos contra el cáncer infantil y para emergencias en el tercer mundo.

Ha sido la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de Aragón (Fapar) la que ha actuado en nombre de las familias de la escuela pública y su presidente Miguel Ángel Sanz, acompañado por la abogada de la federación, María José Berdún, fue quien interpuso ayer la denuncia. La entidad envió a todas las Ampas de la comunidad un correo electrónico donde se les pedía que si habían sido engañadas o habían colaborado en alguna iniciativa de Linceci, lo podían comunicar para estudiar medidas legales.

Por el momento han sido seis, pero desde Fapar, que está actuando de intermediario, «no se descarta» ampliar la denuncia en la medida en la que los colectivos vayan recopilando la documentación. «Tenemos conocimiento de que hay alguna más y si quieren podrán unirse a la denuncia», señaló ayer a este diario Sanz.

VENTA SOLIDARIA

En este caso, deberán contactar con Fapar para poder tramitar la documentación y centralizar las quejas en una sola demanda. Entre los documentos se encuentran registros de los contactos entre Linceci y las asociaciones de familias, así como justificantes de las transferencias realizadas.

En algunos casos, el dinero aportado llegó a superar los 500 euros. La forma de colaboración de las asociaciones de padres con la empresa estafadora, liderada por Roberto Pérez Rodríguez, era a través de la venta de lapiceros, sacos o bolsas solidarias.

Estas iniciativas se ponían en marcha en los centros educativos y las familias aportaban «de buena fe» su dinero con el objetivo de poder ayudar a los menores con cáncer infantil, tal y como reseñaba Linceci en su publicidad y en su página web, ya cerrada de forma permanente.

El timo fue nacional y colegios de toda España, desde Coruña hasta Málaga, Cádiz o Extremadura, denunciaron públicamente que habían sido engañados. Desde Fapar volvieron a manifetar ayer su «rechazo» a esta práctica , sobre todo por el engaño a las familias que han colaborado en la recaudación de fondos para causas «tan necesarias y nobles» como ayudar a los niños y niñas con cáncer», señalaron.