La Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de Aragón (Fapar) criticó ayer la razones argumentadas por el Departamento de Educación para la supresión de las quince aulas rurales de 1° y 2° de ESO y afirmó que su cierre puede suponer "un golpe mortal" a los pueblos.

La asociación cree que detrás de la supresión de cinco aulas en Huesca y diez en Teruel no se esconden razones pedagógicas sino "recortes" y se solidarizó con las familias cuyos hijos tendrán que hacer una ruta de autobús "en zonas complicadas".

Asimismo, Fapar recordó el "tremendo madrugón" que se exigirá a los alumnos de estas localidades, cuyas familias pueden sentirse "discriminadas", ya que otros pueblos con características similares han podido mantener su aula rural.

El colectivo incidió en que el cierre de estos cursos puede suponer el "cierre" de algunas escuelas rurales ya que estas requieren un número mínimo de alumnos para permanecer abiertas y remarcó que este tipo de decisiones "no fomentan la permanencia de las familias con hijos y pueden suponer un golpe mortal" para los pueblos.

Por su parte, Izquierda Unida ha solicitado a la consejera de Educación, Dolores Serrat, que el próximo curso se recuperen las unidades suprimidas y las plazas de profesorado eliminadas en este 2013-2014 en la comarca de Cuencas Mineras, donde se han suprimido cuatro unidades, dos de Infantil en Montalbán y Muniesa y dos de Primaria en Martín del Río y Utrillas.También se han suprimido cuatro plazas de maestros, dos plazas de Infantil y dos de Primaria, además de una en Utrillas.

El portavoz, Adolfo Barrena, afirmó que "aplicar al medio rural la política economicista que se sigue en las zonas urbanas ayuda al deterioro de los servicios públicos".