Jonathan Witmar Berreondo Noriega, de 26 años, acaba de conocer desde la cárcel de Zuera que la Fiscalía Provincial de Zaragoza pide que sea condenado a 20 años de prisión por el conocido como crimen de la maleta, ocurrido el 22 de diciembre del 2018 en la capital aragonesa. Una pena cinco a los inferior a la que solicita la familia de la víctima puesto que el ministerio público considera que el sospechoso no se ensañó con el fallecido.

En el escrito de acusación, el fiscal tipica los hechos como un delito de asesinato por el que pide pena privativa de libertad, sino que también estima que cuando el encausado acceda al tercer grado, el resto de condena que le quede por cumplir sea sustituida por la expulsión de España al estar en situación irregular. Asismismo, fija en 90.000 euros la indemnización a pagar a la familia del finado.

POR UNA ‘APP’ / Todo ello se basa en un relato de hechos que describe su escrito de acusación. Explica que encausado y la víctima, Jorge, se conocieron a través de la aplicación Wapo. una aplicación de contactos exclusiva para hombres. Lo hicieron con la finalidad de mantener encuentros sexuales durante la estancia del fallecido en Zaragoza, ya que él estaba de paso porque residía en Madrid. Fue el padre de este hombre de 48 años el que interpuso una denuncia ante la Policía Nacional por la desaparición de su hijo, tras días sin saber de él.

Cuando ambos hombres se conocieron y encontrándose en la habitación de Jonathan Witmar Berreondo Noriega, este, de forma sorpresiva y por la espalda, agredió a la víctima. Supuestamente lo hizo con un martillo de 340 gramos de peso que había comprado el día anterior, mientras este se encontraba sobre la cama, provocándole hasta 21 heridas en la cabeza, llegando a fracturarle la base del cráneo.

Tras ello, el encausado, supuestamente, cubrió el cadáver con un cobertor impermeable de la cama y lo metió en una maleta, la cual dejó en la terraza en pleno invierno. «Al día siguiente limpió la sangre y pintó las paredes», recalca el ministerio público.

Un relato muy similar mantiene el penalisa José Luis Melguizo, abogado de la familia, si bien este solicita la pena máxima, 25 años, porque entiende que debe aplicarse la alevosía. «Se produjo una secuencia de golpes reiterados y de extrema brutalidad que tuvieron como objetivo la cabeza del agredido y no paró hasta que no le provocó la muerte», señala, a la vez que añade la ausencia de lesiones defensivas en la víctima.

La defensa, ejercida por el letrado Javier Cestero, niega, por el momento que Jonathan Witmar Berreondo Noriega sea culpable. Eso, a pesar de que en uno de los múltiples cambios de versiones admitió que le golpeó en la cabeza. «Le golpeé en la cabeza, dándose contra la mesilla, teniendo la sensación de que lo estaba matando por dentro, así que le di una patada en la cabeza y me marché de la habitación Cuando volví, observé que había fallecido y decidí deshacerme del cuerpo», dijo.