La alternativa al trasvase del Ebro que plantea el Gobierno incluye cerca de un centenar de actuaciones urgentes, entre ellas la construcción de cerca de 20 plantas desalinizadoras y de tratamiento de aguas. Así lo reveló a Efe el director general de Aguas del Ministerio de Medio Ambiente, Juan López Martos.

En una entrevista, López Martos desveló que la alternativa al trasvase (que cuenta con unas inversiones totales de 3.747 millones de euros) propone alrededor de cien actuaciones urgentes para aumentar la disponibilidad de agua, mejorar su calidad y gestión, y recuperar las cuencas pertenecientes a las comunidades de Valencia, Murcia, Cataluña y Andalucía.

Con las plantas desalinizadoras de tratamiento de aguas se calcula que se obtendrán 621 hectómetros cúbicos de los 1.058 hectómetros cúbicos anuales que tiene previsto aportar el plan del Gobierno a las cuatro comunidades autónomas del arco mediterráneo (312 a la cuenca del Sur, 336 a la del Segura, 265 a la del Júcar y 145 a las cuencas internas de Cataluña).

La desalinizadora más grande se instalará en Barcelona para abastecer al área metropolitana, con capacidad para generar 60 hectómetros cúbicos anuales, y otra de las más importantes comenzará a construirse "en breve" en Cartagena, que generará 52 hectómetros cúbicos, según avanzó López Martos.

En cuanto al resto de medidas alternativas al trasvase del Ebro, concretó que en la cuenca del Júcar se realizarán 38 actuaciones, de las que 23 supondrán aportaciones de agua y 15 de mejora de la gestión y la calidad, y en la del Segura se harán 22, la mitad de ellas para mejorar las redes e infraestructuras de regadíos.

En las cuencas internas de Cataluña se acometerán 24 actuaciones, de las que 16 no suponen aportaciones de agua, mientras que en la cuenca del Sur se desarrollarán 16 proyectos, de los que sólo tres no suponen aumento de recursos hídricos.

Tras indicar que el modelo de aprovechamiento del agua español estaba ya agotado y el sistema de concesiones se ha quedado obsoleto, López Martos manifestó que "el trasvase del Ebro no era la solución al problema del agua en levante".