Vermú, vermut o vermouth, da igual. Lo importante es que Zaragoza dispone, desde hace medio año más o menos, de una inusual vermutería, que ofrece hasta 150 vermús diferentes. Sus responsables, Antonio Castro y Sonia Quílez, que han recuperado el bar familiar del primero para dedicarlo a su auténtica pasión, el vermú, esa infusión de hierbas, especies y raíces en vino.

Para disfrutarlos hay que acercarse hasta la calle Minas, al lado de Miguel Servet, en una esquina de Las Fuentes, donde han conformado un cómodo y actualizado bar, donde todo gira en torno a esta bebida. Hay vino y también cerveza, sí, pero lo sensato es decantarse por su amplia oferta vermutera: aragoneses, de Reus, por supuesto, pero también de Barcelona, Madrid, País Vasco, Asturias, Galicia, Castilla León, Murcia, Andalucía, Tarragona, Valencia, La Rioja, Italia, Francia y Estados Unidos. Rojos y blancos, hasta sin alcohol. Una variedad que abarca desde los más dulces, hasta secos y amargos, incluido el favorito de Luis Buñuel, Noelly Prat.

Que se sirven en el tradicional vasito o, de forma más interesante, en copa de cóctel aromatizada con ginebra, para espantar al azúcar. La casa dispone de tabla para catar hasta media docena y, lo más divertido, una ficha personalizada de vermús, que el cliente guarda allí mismo, donde va anotando aquellos que prueba. Pues 150 no se degustan de una tacada, por muy entrenado que esté uno. Además, Castrobar ha comenzado con sus catas de vermú, que retomaran después del verano, al ritmo previsto de una al mes.

Para acompañar la degustación disponen de un surtido de aperitivos. No falta el clásico pincho de olivas y anchoa o boquerones, pero la especialidad de la casa es su Papillón, un cuento con patatas fritas, mejillón y piparras en salsa, que puede ser o no picante. Además, las típicas salmueras, langostillos y latas diversas. Junto a ello, y a petición de la clientela, que suele desplazarse hasta allí, diversas tostas: Sobrasada, queso de cabra y miel, Bacalao ahumado y tapenade, Tomate, ricota y anchoas, además de una tabla de quesos por siete euros.

Un establecimiento diferente, diseñado para el mediodía y la tarde-noche -dispende vermús a modo de copas, elaborados específicamente para ello-, que cualquier aficionado al vermú -¿no está de moda?- debería conocer.

Castrobar vermutería

Minas, 19. Zaragoza. 976 046 569. Horario: de jueves a domingos: de 11.30 a 15 y de 19 a cierre, salvo domingos tarde. Cierra de lunes a miércoles. 150 vermús diferentes. Tapas variadas.