Las comunidades de vecinos que se enfrentan a una inversión como la que requiere una reforma integral del edificio o, como es el caso del número 2 de la calle Peña Oroel en Zaragoza, de la instalación de un ascensor tienen claro qué supone hacerla y por qué se acomete. «Seguimos teniendo vecinos a los que les cuesta salir a la calle por no tener ascensor». Así lo explica José María García, residente en este bloque que es pionero en Balsas de Ebro Viejo a la hora de afrontar esta intervención en su edificio. En total hay 82 en la urbanización del Arrabal zaragozano, 57 de ellos con cinco alturas y 10 de 12 plantas que sí tienen ascensor. La calidad de vida entre unos residentes y otros dista mucho. Y con la edad las comodidad se traduce en un salvavidas para hacer vida normal. «Había personas que no podían bajar ni a comprar», asegura.

Su ascensor lucirá en el exterior del inmueble y se ha tenido que adaptar hasta la entrada a sus casas para hacer hueco al elevador. Cambia la disposición de las escaleras, la conexión con sus viviendas y transformarlo todo mientras siguen con su rutina. Pero reconoce que «cambiará el día a día para las personas mayores» y «es bueno porque mejoraremos la eficiencia energética».

Menos frío en invierno y menos calor en verano, una factura inferior... Está «convencido de que otros bloques de Balsas nos seguirán». Su edificio tiene «49 años» y la obra la pagarán entre 10 hogares, pero «se ha conseguido la mayoría», incluso para pedir un préstamo a nombre de la comunidad. «Sin eso, habría sido imposible asumir el coste», dice.

LA VISIÓN DE LOS ARQUITECTOS

“Se instala donde hacepoco no era posible”

«Cada vez se nos dota a los arquitectos de mas herramientas para poder crear soluciones cada día mas complejas que solucionan la mayoría de los problemas de accesibilidad en los edificios». Eduardo Pascal es arquitecto y se ha ocupado en varias ocasiones de encontrar la forma de colocar un ascensor en una comunidad de vecinos donde antes no cabía. «Tanto el apoyo de la administración publica para este tipo de proyectos de accesibilidad como la sensibilización a la hora de aplicar normativas en caso de supresión de barreras arquitectónicas ha hecho posible el dotar de ascensor a edificios que hasta hace pocos años no era posible», expone este profesional que ha trabajado en proyectos como el del número 20 de la calle Batalla de Lepanto o el 2 de Emilio Alfaro, dos ejemplos de claros avances. En su opinión, «la especialización en soluciones complejas para la instalación de ascensores en edificios existentes vino de la mano de la oferta y la demanda como suele suceder». «Después de años en los que no existía la posibilidad económica o legal para poder instalarlos en edificios en los que la solución era muy compleja, ahora ya se puede», añade. Pascal explica que «las modificaciones que se han realizado a nivel normativo en casos de edificios existentes para la instalación de ascensores y supresión de barreras arquitectónicas han facilitado la creación de soluciones especiales que han hecho posible dotar de accesibilidad a viviendas que llevaban décadas sin poder realizar técnicamente planteamientos con exenciones a la norma». Por eso destaca la «flexibilización» actual, para actuar en escaleras, pasos en espacios de circulación o medidas de alturas mínimas, «siempre buscando medidas compensatorias para lograr un nivel de seguridad optimo en caso de incendio»

LA VALORACIÓN DE LAS EMPRESAS ESPECIALIZADAS

“Las obras suponen el 50% de la facturación

«Hemos notado en estos últimos años que las comunidades se han animado a realizar obras de rehabilitación para instalar ascensores motivados por la concesión de subvenciones que se están dando». Para las empresas que se ocupan de este tipo de obras, estas dos ideas van asociadas. Y para ellos es una inyección de actividad tras la demoledora crisis económica. «Muchas de las empresas dedicadas a la construcción de obra nueva nos hemos ido especializando en otras áreas como es la rehabilitación», relatan, al tiempo que reconocen que este tipo de intervenciones «hoy suponen un 50% de la facturación global de la empresa, lo que hace años podía suponer un 20% o un 30%». Es la visión de Pablo Borrás, responsable de una empresa como Renueva, especializada en dar solución a las comunidades que buscan eliminar barreras arquitectónicas o rehabilitar su inmueble. «Actualmente estamos ejecutando unos 45 proyectos entre instalación de ascensores y supresión de barreras arquitectónicas a cota cero en edificios», explica, y admite que «durante años el apoyo a la rehabilitación por parte de la administración publica era escaso pero el esfuerzo con subvenciones y la difusión han hecho que las comunidades de propietarios se embarquen en proyectos ambiciosos». Entre las complejidades que deben salvar está ejecutar la obra mientras los vecinos viven en sus viviendas pero también destaca la proliferación de estos proyectos fuera de Zaragoza, en toda la provincia e incluso en las de Teruel y Huesca. Lo que «redunda en la contratación de personal», ya que «desde 2015 hay un proceso de selección continuo» que les lleva a aumentar la plantilla «año a año». H