El teniente Santiago Gómez Rivas, de 28 años, dirige desde abril del año pasado los Grupos de Rescate en Montaña de la Guardia Civil en Huesca. Nacido en Zaragoza, hijo de un militar de montaña, su vida ha transcurrido entre Jaca, Sabiñánigo y Panticosa, lo que le ha ayudado a entender el medio natural donde se desenvuelve su cometido profesional.

- ¿Cómo se está desarrollando la campaña de rescates?

- Está siendo un verano similar al anterior. Puede parecer que este año hay más rescates porque hay días de ocho o nueve, pero rondarán los del año pasado. En el 2017 hubo cerca de 400 rescates y se registraron 20 fallecidos, mientras que en el 2018 llevamos 17 muertes ya, con lo que la cifra final a lo mejor es un poco superior. Con todo, en el caso de los fallecidos hay que aclarar mucho la estadística porque algunos de ellos no son en montaña, sino en accidentes de otro tipo. Y, por otro lado, hay muertes que se producen en montaña y realizando actividades deportivas, aunque las causas pueden ser naturales, como un infarto. Este año, por ejemplo, ha habido varios, y también un coche que se precipitó a un barranco.

- ¿El duro tiempo invernal y las lluvias de primavera, se dejan sentir aún en el Pirineo?

- Lógicamente, con el calor se va diluyendo el riesgo. Hay que tener en cuenta que debido a que cayó en gran cantidad de nieve va a resistir todo el verano. Hay lugares donde hace un año no había y ahora sí. El agua se va estabilizando, pero la temporada de barrancos se alarga porque hubo una primavera muy lluviosa.

<b>- ¿Surten efecto las campañas de seguridad en la montaña?

</b>- En parte sí que calan en los aficionados, sobre todo en los montañeros. Pero en el caso de la gente que no es muy montañera lo que pasa es que no les llegan o no se informan. No es culpa de las campañas, sino de no buscar información de la actividad que se va a hacer. Hay gente que está muy fuerte y que va por primera vez a la montaña y se cree que está en condiciones de subir al Aneto, aunque carezca de conocimientos técnicos y del terreno. Pienso que en los novatos es en los que menos suelen calar los mensajes. Hay gente que pierde el respeto a la montaña, que no conoce los riesgos y no hace mucho caso a los consejos.

- ¿Ha notado si cada año se va mejor equipado a la montaña?

- A nivel técnico, en invierno sobre todo, cada vez se va mejor equipado. Pero en el caso del montañero novato, que va a hacer senderismo, muchas veces no va bien equipado, sobre todo en calzado. Se está viendo en tresmiles a gente que se mueve con una indumentaria que parece para ir al gimnasio: unas mallas finas, unas deportivas y una mochilita en la que vete a saber si lleva un chubasquero o no, y poco más. Los hay que no distinguen entre el senderismo, como subir a un ibón, y otras actividades más complicadas, de apariencia fácil, en las que, si no se lleva calzado adecuado, cualquier problema se puede agravar.

- A la montaña hay que salir temprano. ¿Se respeta esa norma?

- Se dan bastantes casos de excursionistas que no la cumplen. Salen a las 10 de la mañana para realizar actividades muy largas, que requieren siete u ocho horas. Para eso hay que madrugar, primero porque el sol se nota muchísimo más conforme avanza el día, en particular subiendo, con lo que el cansancio es mayor. Y, por otro lado, conviene contar con un margen de horas porque ante un incidente muy pequeño, como una lesión de tobillo, que le puede ocurrir a cualquiera, todo se puede complicar mucho y hacerse de noche.

- Se han registrado muchos accidentes graves, tres de ellos mortales, en el pico de los Infiernos, en un año. ¿A qué se debe?

- Es un pico muy llamativo, muy bonito, y no es extremadamente difícil ni técnico pese a ser de alta montaña. Si fuera muy difícil iría menos gente y más preparada. Parece accesible a todo el mundo y de hecho a veces se ve a gente que va en zapatillas, que no está preparada y cree que sí. A lo mejor han ido una vez y no les ha pasado nada y al año siguiente se van con unos amigos y, al final, si se hacen las cosas mal, pueden ocurrir accidentes.

- La misma situación, de cimas que parecen sencillas, se debe de dar en otros sitios del Pirineo.

- Sí, como en Monte Perdido o en el Aneto, por poner más ejemplos. El problema es que son picos que cambian mucho de una semana a otra. Hay que informarse muy bien, preguntar a alguien que los haya hecho recientemente, meterse en las redes sociales, contratar un guía… H