Los mercadillos hípsters en Zaragoza ya no son solo para humanos. El Espacio Efímero 404 de la calle Vírgenes ha montado para este fin de semana un encuentro en el que mascotas y dueños pueden disfrutar de accesorios, alimentos y detalles cuquis.

En la puerta del local una alfombra roja con huellas de perros. Y el cartel de que gustan los animales. De hecho, en el interior se pueden encontrar casi el mismo número de humanos que de canes. Sin exagerar. Y la mayoría de los productos que se ofertan son para perros, aunque tengan que ser los dueños los que luego abonen la factura.

Las redes sociales son un aspecto clave para esta cita. La organizadora, Silvia Porras, va de un lado a otro con el móvil buscando buena cobertura. Es fundamental subir fotos, promover etiquetas. Gran parte de los participantes forma parte de comunidades online en la que comparten experiencias, compras y pasiones. «Favorecemos que se vean en persona usuarios que ya se conocen en internet», explica.

El Pet Market Zgz ha cumplido este fin de semana su segunda edición con un éxito desbordante (aunque aún quedan huecos en algunos de los talleres de hoy) y la promesa de que continuarán. Se encuentran productos de firmas de prestigio como El galgo azul (que oferta un alegre amor perruno), Hocicos Box, Way o Lovelace (especialistas en mordedores). Aunque algunas de las voces pedían un espacio más amplio, para no ir tropezando con cuencos de agua y correas, Porras, no ve -todavía- imprescindible dar ese paso. «Este lugar tiene más encanto», se limita a reconocer por ahora.

Sesión de fotos

En el sótano, con una luz tenue y bastante silencio, trabaja la fotógrafa Sheila de la Vara. Un brillante perro border collie negro posa sobre una mesa delante de sus sonrientes dueños. Las fotos de mascotas son uno de los elementos relacionados con los animales más demandados. En este caso se pueden elegir varios escenarios, incluyendo uno navideño. Buena pista para un regalo.

Los gatos no serían muy felices en este encuentro, pues aunque protagonicen los tatoos de una buena parte del colectivo moderno, en esta feria no hay muchos materiales específicos para ellos. La ejeana Soraya Aybar, de la firma Guau que Miau expone algunas ilustraciones con felinos, pero la estrella de su puesto son los llaveros y los imanes de arcilla polimérica en la que personaliza retratos de los perros al gusto de sus dueños. Púas y Zoe (adoptados los dos) son las imágenes de la marca. Lo que empezó un poco por casualidad, acabó gustando a los amigos y le permite vivir de sus grandes pasiones.

Al fondo del local, bajo un cartel de grandes letras, está la llamada cantina perruna. Es el espacio ideal para que los bichos se tomen una cerveza (3 euros) y unas patatas cuando se cansen de las compras. No es broma. Ivan García es el distribuidor de los productos. Revela que tienen bastante salida para grupos de amigos: aprovechan ellos para hacer visitas y a los canes les ponen este sucedáneo perfectamente embotellado realizado a base de pollo o buey. La fabricación es belga y artesana, como mandan los cánones.

Casas de acogida

Aunque la oferta se decanta por lo hecho a mano, son las populares correas de la marca Julius las elegidas por la mayoría de los dueños para amarras a sus mascotas. Ana Lidia está al frente de una asociación animalista que promueve la acogida y la adopción responsable. Este fin de semana han logrado rescatar a cuatro cachorros y tres adultos del abandono, por lo que van buscando casas en los que se puedan quedar, aunque sea de forma temporal. Eso sí, advierte que se les acaba cogiendo cariño.

En la puerta, uno de esos sufridos acompañantes que reconoce que los expositores de la feria no son para él. «No soy un fanático de los perros, creo que están mejor en el campo», polemiza el alcañizano David Juste. Su pareja se ha apuntado a varios de los talleres y le corresponde lidiar con Mailo, Yuna y Dandi mientras termina de confeccionar los mordedores que van a destrozar.