Huesca no podrá celebrar este año el 10 de agosto como lo ha hecho habitualmente. El ayuntamiento, en la edición más atípica de sus fiestas patronales, anunció ayer que el día del patrón los accesos a la plaza de San Lorenzo quedarán restringidos a las entradas a la basílica y que esta solo podrá acoger un aforo del 50%. Mientras tanto, la plaza de la Catedral permanecerá vallada para evitar el tránsito de público. Una restricción más a una edición de no fiestas en la que ya se había limitado el horario de apertura de los bares, se impide cualquier tipo de aglomeración y, por su puesto, no habrá actos programados para los oscenses. Y con casi 700 agentes de Policía vigilando el cumplimiento de unas normas que ayer reflejaba un bando del ayuntamiento.

Aunque los oscenses se resisten a no engalanar sus balcones, lucir el verde y la albahaca y vivir de otra manera una cita que esta vez el coronavirus impide celebrar como siempre. Será un no San Lorenzo como otras tantas fiestas patronales suspendidas este año en el país que, además de lamentar, ahora toca vigilar que se cumplan las estrictas normas y restricciones impuestas por las autoridades sanitarias.

En el bando municipal ayer, el alcalde Luis Felipe puso toda su confianza en los vecinos para cumplir con las medidas y que todo salga bien: «Con los profesionales y los medios adecuados y unos oscenses que ante los retos siempre hemos dado muestras de serenidad, responsabilidad cívica y solidaridad estamos preparados para afrontar este desafío juntos», dictó. Asimismo, el texto reflejó las recomendaciones para todos: «Actuar con precaución, colaborar, uso obligatorio de mascarilla, reuniones con un máximo de diez personas y la prohibición del botellón». Para la hostelería también hubo recomendaciones: el aforo máximo en el interior del establecimiento será del 50%, así como del 75% en la terraza, y el horario de cierre será a la 1 de la mañana. Y las peñas tendrán prohibida la actividad en el interior del local. Los controles policiales serán exhaustivos en los puntos calientes de la ciudad, así como en las salidas de la carretera.

«Situación crítica»

Uno de los sectores más afectados, sin duda, es la hostelería. La gerente de la Asociación Provincial de Hostelería y Turismo de Huesca, Silvia Fernández, expresó que «las pérdidas son irreversibles. Con las medidas y la presión sanitaria el sector empieza a agonizar, la situación empieza a ser crítica». «No hay fiestas y, por lo tanto, el sector más limitado no puede estar», comentó. La situación llega a tal extremo que incluso algunos de los negocios se han planteado cerrar «porque los almuerzos no pueden realizarse como se han hecho siempre, se limitan las reuniones sociales, y los grupos, en el caso de que haya almuerzos, serán reducidísimos», expresó la gerente. Asimismo, destacó la importancia de las fiestas para los negocios: «El 20% o 30% de los ingresos económicos se suele hacer en las fiestas de San Lorenzo».

Y las peñas también sufren la suspensión. Tomás, presidente de la Peña los 30, aseguró sentir «tristeza y nostalgia», pero aun así confiaba en que se había tomado la mejor decisión: «Entendemos que lo más lógico era suspenderlas». «Tienes nostalgia de otros años porque ahora estaríamos montando las barras o haciendo socios y ahora estamos decaídos», expresó este vecino oscense.