El tejido industrial aragonés sigue abrazando la economía circular. Pero muy poco a poco. Según un reciente informe dirigido por el catedrático de la Universidad de Zaragoza, José Mariano Moneva, el impacto de este nuevo modelo económico tan solo representa el 6,3% del volumen de negocio de los sectores industriales de la comunidad, incluido el agroalimentario. El porcentaje es escaso, pero está en línea con el resto de autonomías españolas debido, en parte, al tímido apoyo por parte de la administración pública. No ocurre lo mismo en otros países europeos, donde la apuesta por este modelo económico de desarrollo sostenible está mucho más arraigada.

El fin último de este nuevo paradigma es lograr que el flujo de materiales sea circular y que el uso de materias primas y recursos se repita una y otra vez a través de múltiples fases, reduciendo al mínimo los residuos.

«Las empresas van dando pasos hacia la economía circular, pero todavía hay que transformar mucho más su mentalidad», indica Moneva, que es profesor de la Facultad de Economía. En su opinión, para impulsar la implantación de este nuevo modelo será fundamental que las compañías colaboren mucho más entre sí. «Los residuos de una empresa pueden ser recursos para otra, por eso será clave que trabajen conjuntamente», destaca Moneva, que apunta que la economía circular puede abrir nuevas líneas de negocio a muchas firmas.

Según el estudio, elaborado también por los profesores Sabina Scarpellini, Pilar Portillo-Tarragona y Fernando Llena-Macarulla, en Aragón hay 8.000 empleados en firmas que trabajan con procesos relacionados directa o indirectamente con la economía circular, un porcentaje que supone el 9% de la plantilla total de la industria aragonesa.

Los autores del informe tienen claro que el impacto de este nuevo modelo irá creciendo en los próximos años. De hecho, estiman que en el año 2026 habrá unos 17.000 trabajadores en Aragón relacionados con este sector (un 18% del total) y en el 2031 cerca de 22.000 (el 21%).

Para ello, eso sí, apuntan que será necesario «un mayor apoyo» por parte de la administración. «En Europa se está fomentando más la economía circular», señala Sabina Scarpellini, que indica que también se necesitará formar mano de obra. «Se requerirá a personal cada vez más especializado y a nuevos perfiles porque el sector tiene una gran carga tecnológica», subraya Moneva.

REFERENTES EN LA COMUNIDAD / En Aragón hay varias empresas que se han convertido en un ejemplo a seguir en esta materia. Scarpellini destaca a la papelera Saica, a la cementera Cemex, a Sphere, dedicada a la fabricación de bolsas de plástico y materiales biodegradables, o a BSH. «Esta última, por ejemplo, está utilizando plásticos que se pueden reciclar y piezas más finas en las puertas de la lavadora para utilizar menos recursos», indica Scarpellini

En este sentido, Moneva subraya que la investigación en nuevos materiales jugará un papel fundamental. «Las empresas más pequeñas lo tendrán más complicado, pero siempre podrán apoyarse en la universidad y cooperar con otras firmas», señala.

Aragón ha recibido en los últimos meses varios proyectos relacionados con la economía circular, como Dana Reciclajes en Gurrea de Gállego, o Genepol en Escucha. Según el estudio, incluido en la revista Economía Aragonesa de Ibercaja, en la comunidad hay unas 110 empresas de gestión o tratamiento de residuos, la mayoría con menos de diez trabajadores.