Se llama Andrés Castro, es albañil, tiene 57 años y de ellos, lleva viviendo más de 40 en Cataluña, la vecina tierra que le dio trabajo y oportunidad desde que un día dejó con su familia Alfocea, «mi auténtico país y mi auténtica felicidad». Desde el pasado 22 de diciembre, este activista es concejal del Ayuntamiento de Sant Boi de Llobregat, el segundo de la candidatura de unidad popular Gent de Sant Boi. Andrés es el presidente de otro partido político, Estau Aragonés, que es, en estos momentos, uno de los que defiende de forma más activa el derecho de autodeterminación de Aragón y su derecho a la independencia desde el socialismo.

De este modo, Castro se convierte en el primer concejal que un partido independentista aragonés obtiene en un municipio, con la excepción de los obtenidos por Puyalón en Artieda.

«Mis principios son muy sencillos y en gran parte pueden ser compartidos por una mayoría. Que los trabajadores tengamos salarios y condiciones dignas, que los jóvenes tengan futuro y los mayores estabilidad», indica este afable albañil, muy implicado en política desde hace años. De hecho, ha colaborado con ERC y fue militante de CHA hasta que se le abrió expediente de expulsión junto con otros militantes.

De ahí surgieron corrientes a la izquierda de Chunta, como Puyalón o Estau Aragonés, y ahora se trabaja por la unidad de acción desde el Bloque Independentista de Cuchas.

Castro admite que ser independentista en Aragón «es más difícil que en Cataluña», y reconoce que allí «la diferencia ideológica está más aceptada, puedes discrepar con gente del PP o Ciudadanos pero nos entendemos. Tengo la impresión de que en Aragón se nos demoniza», indica Castro, quien llegó a conocer en sus últimos años de vida a José Aced, padre del aragonesismo y protagonista del Estatuto de Caspe.

«Sigo apostando por la unidad, por la defensa de las lenguas y creo que CHA fue una oportunidad perdida. Aquella dirección debería haber tenido más manga ancha con sus críticos. Tenemos que ir todos de la mano, CHA incluida, cada uno con sus puntos de vista. Defiendo la pluralidad, la diferencia», indica este concejal de una ciudad del área metropolitana de Barcelona de clase obrera dirigida por el PSC.

Su objetivo es «ser útil a quienes nos han votado y hacer la vida del municipio más agradable». Como su compañera edila, dona su sueldo, y este se invierte en obras sociales. Ahora van a formar dos o tres becas de creación con él. En la toma de posesión varias frases fueron en el aragonés que ama y estudia con pasión.