José Manuel Penella se despide mañana de la secretaría general de UAGA. Tras ocho años al frente del principal sindicato agrario de la comunidad y casi 20 en su ejecutiva, el de Alberuela de Tubo cederá el testigo a José María Alcubierre, el único candidato que se presenta al cargo. La XV Asamblea General de UAGA celebra hoy en la residencia escolar Pignatelli su primera jornada, en la que la organización marcará las líneas de acción para los próximos cuatro años.

-¿Qué balance realiza de sus últimos ocho años al frente de UAGA?

-Estoy satisfecho del trabajo realizado. Hemos logrado consolidarnos como organización mayoritaria en Aragón y hemos crecido en afiliación en unos tiempos difíciles en los que la desafección en la ciudadanía ha crecido mucho. Esa desafección nos preocupaba, por eso nos hemos centrado sobre todo en ser útiles a los agricultores y al medio rural realizando muchas actividades en todo el territorio. Ahora somos unos 4.000 afiliados, 400 más que hace ocho años. Afiliados de pago, porque sus cuotas mantienen el 40% de la estructura económica del sindicato.

-Su ejecutiva ha prestado especial interés a los jóvenes.

-Hemos hecho una apuesta muy fuerte por el relevo generacional y los jóvenes. Y eso nos ha ayudado, precisamente, a crecer en afiliación. En los últimos cuatro años ha habido 1.140 incorporaciones de jóvenes en la comunidad y nosotros hemos ayudado a incorporar al 50%. Además, teníamos muy claro que debíamos sentar las bases de las nuevas necesidades del sector. En este sentido nos hemos centrado mucho en la innovación. En formar y transferir conocimiento. Debemos ser el instrumento para bajar las nuevas tecnologías al terreno de los agricultores y de la explotación familiar, que es la que defendemos nosotros. Si no, la innovación se quedará solo en manos de las grandes empresas.

-¿Por qué no opta a la reelección?

-Me creo lo de las etapas. Ochos años son suficientes y creo que ha llegado la hora de dejar paso a gente joven con ilusión y muchas ganas. Además, esta labor es un sacrificio no solo personal sino también de tu familia y tu entorno.

-¿El asesinato de José Luis Iranzo, que estaba llamado a ser su sucesor natural, le hizo replantearse su decisión?

-Hace más de un año que lo teníamos hablado con Iranzo, que estaba dispuesto a ser el relevo. Su asesinato generó una consternación importante en el seno del sindicato e incluso nos llevó a plantearnos si yo tendría que animarme a un tercer mandato. Lo estuve dudando, pero en septiembre decidimos que había un potencial de relevo joven muy preparado. Iranzo no va a estar, pero hay un equipo muy cualificado.

-¿Qué valoración hace de la nueva candidatura?

-Hay mucho conocimiento y capacidad de trabajo. Y profesionales muy comprometidos que actualmente son difíciles de conseguir porque las necesidades en las explotaciones agrarias son enormes. Además, todos ellos son un ejemplo claro del modelo de agricultura familiar que la UAGA defiende.

-¿Qué consejos daría a la nueva ejecutiva?

-Sobre todo que tengan mucho rigor a la hora de reivindicar y trabajar la interlocución con la administración y el resto de organismos. Que sus demandas estén bien argumentadas y contrastadas para que a las administraciones les sea difícil decirte que no.

-¿Qué objetivos debería plantearse UAGA en los próximos cuatro años?

-Seguir consolidando la organización, crecer si es posible y estar con los jóvenes. Y luego incidir en la digitalización y las nuevas tecnologías. Nuestro futuro como modelo agrario pasa por ahí. Eso sí, siempre sin perder la esencia sindical. Vamos a crear el departamento de acción sindical porque la reivindicación debe estar siempre allí y tiene que estar pegada al territorio.

-¿Eso significa que van a ser más reivindicativos?

-Bueno, lo sindical pueden ser movilizaciones, pero también propuestas o asambleas informativas. No solamente es la calle.

-La semana pasada el sector hizo una exhibición de fuerza con esa ‘tractorada’ en Zaragoza. ¿Cree que los profesionales demandan más reivindicación?

-Esta protesta fue inédita porque afloró en las redes sociales. Detectamos que había ganas de manifestarse, sobre todo por parte de la gente joven y creímos que teníamos que dar respuesta a esa demanda y motivación. Eso nos da más fuerza a las organizaciones para negociar con las administraciones porque tenemos una masa social detrás.

-En esa ‘tractorada’ UAGA, Araga y UPA fueron juntos. ¿Hace falta más unión sindical en el sector?

-Muchos agricultores de base agradecen que se vaya en unidad de acción. Si, por ejemplo, en diez puntos hay cinco en común nos centramos en ellos y obviamente avanzaremos más. Se consiguen más cosas. Es un camino que está allí, aunque eso no quita que haya diferencias de base en el concepto de modelo agrario.

-En la ‘tractorada’ se vieron pocas mujeres.

-Es nuestra asignatura pendiente. Debemos impulsar el empoderamiento de la mujer a órganos de dirección. Nos está costando mucho. Nosotros no somos de cuotas ni de bien quedar. Tenemos más de 600 afiliadas, pero hay que favorecer que den el paso. Si no sueltan alguna mochila será imposible. Por eso hemos creado un área de igualdad para intentar dar solución a eso.

-¿Confían en una reforma de la PAC?

-Hay que insistir y hacer un equipo solo para trabajar este tema e incidir en la eliminación de los derechos históricos y en la apuesta por el agricultor profesional. Todo para que los recursos de las políticas agrarias vayan a este modelo.

-El ovino vive una crisis sin precedentes ¿Qué se puede hacer?

-La ganadería extensiva no se puede meter en una granja como el porcino. Por eso hay que mejorar la calidad de vida de los que trabajan en el ovino. Es un sector que tiene que dar rentabilidad no solo para mantener al titular sino también para que pueda generar empleo y así tener calidad de vida. Eso, si el mercado no lo da, hay que compensarlo.

-¿El porcino vive una burbuja?

-Hay un fuerte crecimiento que no sé hasta dónde dará. Ya tenemos que exportar el 70% de la carne. A todos nos preocupa porque hacer una buena gestión de los purines será fundamental. Si no lo hacemos sostenible, nosotros mismos lo reventaremos. Eso sí, seguir haciendo macrogranjas con dinero de fondos de inversión es lo que habría que parar porque, si no, no habrá para el modelo familiar que defendemos.