En El Periódico de Aragón hemos hablado con diferentes profesores, madres y equipos directivos para que nos cuenten cómo se han organizado de cara al inicio de curso. Aquí están sus testimonios.

ALEJANDRA ANGOY, DIRECTORA DEL CPI PARQUE GOYA: «Las instrucciones han llegado tarde y son ambiguas»

El nuevo equipo directivo del CPI Parque Goya lleva trabajando de manera casi ininterrumpida desde el mes de julio para que todo esté listo en el regreso de los alumnos al colegio. Su directora, Alejandra Angoy, considera que desde los equipos directivos y los claustros se está actuando «con muy buena voluntad, invirtiendo esfuerzo, trabajo e ilusión» por poner en marcha el curso escolar. Sin embargo, también piensa que los cambios no han llegado a la hora. «Somos los primeros interesados en que esto funcione, pero las instrucciones han llegado tarde, y en algunos casos son ambiguas», lamenta.

Uno de los problemas con los que se han topado es la limpieza. Según Angoy, «no es cierto que se esté dando un servicio de limpieza». «Desde marzo en este centro no se ha dado una desinfección. La imagen física que va a ofrecer el centro a los padres no es de higiene, sobre todo la zona de recreo y las zonas verdes, que no están acondicionadas», detalla. Asimismo, consideran como elemento prioritario la permanencia de una persona de limpieza durante la jornada lectiva, sin embargo, todavía desconocen si contarán con ella.

Por otro lado, las familias de los alumnos están respondiendo «de maravilla», y según la director agradecen que desde el centro educativo les den información. «No les gusta estar a ciegas, que es un poco la sensación que tenemos», señala. Asimismo, han notado un notable descenso en la demanda del servicio de comedor, así como el de madrugadores.

Para Angoy, va a ser un curso diferente, pero a la vez un buen año para trabajar la convivencia, el respeto y adquirir unos hábitos de salud e higiene. «Ese es nuestro lado positivo, el tener el contacto con los niños y familias, reforzarlos emocionalmente, es un año para trabajar emociones y temas transversales», comenta. «Es necesario que vuelvan, les echamos de menos y nos echan de menos», concluye.

VÍCTOR TAFALLA, MAESTRO EN BOLEA: «La escuela rural tiene una ventaja muy importante»

«La escuela rural tiene unas condiciones que las escuelas de las ciudades no tienen, va a ser más fácil aplicar el protocolo y van a ser más seguras», opina Víctor Tafalla, maestro en el colegio de la localidad oscense de Bolea. El tutor de los cursos de 4º, 5º y 6º de este pequeño centro de menos de 30 alumnos defiende que «la escuela rural tiene una ventaja muy importante de cara a mantener la presencialidad» y asegura que «hay familias que se están planteando llevar a los niños a los pueblos de sus padres».

La sensación general entre el profesorado es que las decisiones se han realizado de una manera «precipitada e improvisando». «Ha habido una delegación continua hacia el siguiente escalón, el Ministerio delegó en las autonomías y estas en los directores, que se han visto con una carga de trabajo muy grande y unos recursos limitados, así como unas instrucciones que no son del todo precisas», detalla el joven.

Aun así, afronta el curso tranquilo y con ilusión por poder volver al aula y prestar una educación presencial, de la que es fiel defensor. «Una educación que no es presencial pierde mucho el sentido, la escuela es mucho más que el contenido que se imparte, es un sitio en el que acompañas a los niños en su desarrollo y su aprendizaje a nivel social, la escuela es el primer sitio donde van a interactuar más allá del núcleo familiar», expresa.

En el caso de que tocara volver a casa, «sería una faena», dice, pero considera que ahora el profesorado está más preparado, «durante estos meses ha habido una autoformación muy importante, la mayoría de los maestros se han puesto las pilas, mirando programas, cómo hacer llegar los contenidos de la mejor forma posible...». Para el calamochino, la escuela a distancia es una educación deficiente y abre brechas entre los alumnos.

MARÍA LEBRÓN, MADRE DE CUATRO NIÑOS: "No hago nada protegiéndola y exponiendo a sus hermano"

Muchas familias han decidido no llevar a sus hijos al colegio por el miedo al contagio. Otras se ven obligadas a no hacerlo para no poner en riesgo a otros miembros del núcleo familiar que son vulnerables. Es el caso de la familia de María Lebrón, en La Muela.

Su hija Ángela terminó recientemente el tratamiento por leucemia linfoblástica, y además de que a los niños de Infantil las oncopediatras no los animan al principio a ir al colegio, la oncóloga le dijo a María que Ángela no fuera al centro escolar, y los hermanos acudieran según las medidas.

Su madre ha decidido que ninguno de los cuatro hijos (que cursan primero y segundo de Infantil y cuarto de Primaria) vayan al centro escolar, ya que cuenta con un parte de la pediatra del centro de salud en el que informa de la situación de Ángela y el peligro de exponer a sus hermanos de cara a su estado. «El director del colegio no me ha puesto ningún problema, de hecho ha estado llamando a las familias de riesgo que pertenecemos al colegio para saber qué íbamos a hacer y para ver si podía conseguir la teleasistencia», señala María.

«No se trata de que no quiera que vayan al cole, no quiero que estén expuestos al menos hasta ver cómo van los primeros días. No hago nada con proteger a Ángela y exponer a sus hermanos», subraya. Más aún cuando durante todos estos meses han limitado sus salidas y han tomado todas las precauciones posibles por la salud de la pequeña.

Según la evolución del estado de Ángela y cómo se desarrolle el principio de curso, la decisión de María puede cambiar. Los hijos de Lebrón estudian en el colegio de La Muela, cuyas familias reclaman desde hace tiempo una ampliación, un nuevo colegio. «Está habilitado para 400 alumnos y ahora mismo hay 766», indica.