Alrededor de 400 millones de pesetas recibió el Ayuntamiento de Calatayud de la herencia de Pepito el soguero, entre acciones, inmuebles, terrenos y dinero en metálico, una fortuna que el fallecido amasó trabajando en el sector de la cordelería. Sin embargo, el consistorio detectó en sus cuentas un gasto desproporcionado durante los últimos meses de su vida, tiempo en que el dinero fue gestionado por su abogado, José Angel Roy, quien alega que hubo "limpieza" en todas sus actuaciones y que el fallecido dispuso de los otros 130 millones que faltan en plenitud de sus facultades.