Yamileth L. B., la vecina de La Almunia de Doña Godina que ocasionó un accidente en el que murió un conductor y otras tres personas resultaron heridas, ya está en libertad. Ha estado casi un año en prisión provisional por un siniestro en el que ella afirmó que al conducir «seguía órdenes de Jehová», que iba «en busca del cielo» porque Dios «se lo había anunciado».

Su abogado defensor, Alejandro Giménez, pidió su salida de prisión, alegando que la joven de 30 años sufrió «un trance disociativo» enmarcado dentro de un «episodio psicótico agudo». Se basa en un informe realizado por el servicio de Psiquiatría del hospital Miguel Servet de la capital aragonesa que señala que no padece ningún trastorno mental grave. Destacan los especialistas que la investigada «sufrió una pérdida temporal del sentido de la identidad personal y de la pena conciencia del entorno». «Se produjeron conductas automáticas, ya que la paciente verbalizó sentirse guiada por una fuerza o voz interior, todo ello fue involuntario e inconsciente», recalcan los médicos.

La magistrada instructora, la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Miranda de Ebro impone a Yamileth L. B. la obligación de comparecer los días 1 y 15 de cada mes, y cuantas veces sea llamada, ante un juzgado. El incumplimiento de esta medida haría que tuviera que ingresar de nuevo en la cárcel hasta el día de juicio por un delito de homicidio imprudente. No obstante, las acusaciones particulares han recurrido el auto de libertad.

Los hechos tuvieron lugar en la madrugada del 31 de julio del 2017 en la autovía A-1 en dirección contraria, en el burgalés Condado de Treviño. La joven condujo en dirección contraria, causando una colisión con dos coches que dejó a una mujer de 47 años fallecida y otros cuatro heridos, tres de ellos graves. En el momento en el que provocó el siniestro, Yamileth L. B. se encontraba en una situación delicada, con una inminente amenaza de despido en el trabajo y otros problemas de posible acoso laboral de tinte xenófobo. En una reunión de su congregación, sus compañeros comenzaron a encontrarla extraña. Y aquella noche, sobre las 2.00 horas, cogió su vehículo y emprendió otra huida, que la llevaba a Vitoria «como podría haber sido a Madrid o a Barcelona», explicó a los agentes de la Guardia Civil, a los mismos a los que aseguró que había escuchado «una voz interior» distinta a la conciencia que le guiaba y que le decía que iba en contradirección durante varios kilómetros.

DESAPARICIÓN

Según figura en los registros de la Guardia Civil, en el 2014 su por entonces marido denunció su desaparición, después de coger el coche y sufrir un brote psicótico que la llevó hasta un aparcamiento de Pamplona, de donde no supo salir. Un brote que ella asoció entonces al consumo de cannabis.

La joven, de origen colombiano pero nacionalidad española tras muchos años residiendo en Aragón, no tiene familia en España pero encontró consuelo y apoyo en una congregación de los Testigos de Jehová, religión que ya profesaba en su país natal.