Miles de personas celebraron ayer el Primer Viernes de Mayo en Jaca, a pesar de la lluvia y las temperaturas frías que registró la ciudad, especialmente a primera hora. Fue una jornada sin apenas incidentes causados por el mal tiempo, aunque sí que se tuvo que suspender la peregrinación a la ermita por las precipitaciones que acompañaron al amanecer.

No obstante, y a pesar de las inclemencias, la festividad resultó muy concurrida gracias a la gran afluencia de público de la ciudad y de fuera, sobre todo de Zaragoza y de Madrid, donde muchos celebran el puente del 2 de Mayo.

El día amaneció desapacible, lluvioso y frío, con 7 grados de temperatura mínima. Fue precisamente el agua lo que complicó el recorrido de dos kilómetros entre el casco urbano y la ermita de Nuestra Señora de la Victoria, templo que acogió la misa presidida por el obispo de Jaca, Julián Ruiz Martorell.

Cerca, en el entorno del cementerio, cientos de personas preparaban el habitual almuerzo a la lumbre de las hogueras y guarecidos de la lluvia con paraguas y algunas sombrillas.

También pudo celebrarse al mediodía la entrada del conde Aznar Galíndez y sus huestes victoriosas en la ciudad. Comenzó con algo de retraso, ante la amenaza de lluvia, pero finalmente se llevó a cabo este desfile que tuvo su inicio en la avenida Regimiento Galicia, pasó por la catedral, donde se desarrolló el canto de la Salve y el saludo de banderas, y continuó en el ayuntamiento con las salvas de honor y el himno de Jaca, el momento más emotivo de la conmemoración, pues miles de personas cantan al unísono la letra que narra la batalla de la Victoria, donde se funden la historia y la leyenda en un nudo que no se puede desentrañar. La marcha concluyó en la plaza de Biscós con las salvas que recordaron a los fallecidos en esta batalla contra los musulmanes que se sitúa en torno al año 760.

A la cita acudieron miles de personas, entre las que se encontraban las consejeras de Ciudadanía y Derechos Sociales, María Victoria Broto, y de Sanidad, Pilar Ventura. Ambas se situaron junto al alcalde de Jaca, Juan Manuel Ramón. También se encontraban otras caras conocidas de la política aragonesa, como el expresidente autonómico Marcelino Iglesias.