Las lluvias caídas durante los pasados tres días han provocado desprendimientos y causado un crecimiento generalizado del caudal de los afluentes del río Ebro, en particular los de la margen derecha. Así, el Jalón ha alcanzado casi 43 metros cúbicos por segundo y ha estado a punto de desbordarse en Calatayud, mientras que un barranco se desbordó en el término de Luceni y ha obligado a cortar la N-232 entre la una del mediodía y las 16.30 horas, tiempo durante el cual la circulación se ha desviado por la autonómica A-127.

No es la única carretera con problemas a causa de la llegada de esta última borrasca. La lluvia ha provocado desprendimientos en otras vías de las tres provincias debido a la caída de piedras y tierra a la calzada.

El problema más grave se ha produjo la noche del lunes en la autovía A-2, en el kilómetro 211 en sentido Madrid, dentro del término de Bubierca. El desprendimiento de parte de una ladera sobre la vía obligó a habilitar uno de los carriles en sentido Zaragoza para que pasaran los vehículos que iban en dirección a la capital de España, con el objeto de que no se formaran retenciones.

Por otro lado, hoy se ha registrado otro deslizamiento de ladera, este en Graus, en la carretera A-139, pero los equipos de Carreteras de la DGA han despejado pronto la vía y ya se circula con normalidad por ese punto.

En el valle de Plan, la única carretera de acceso quedó cortada el lunes por espacio de una hora al caer numerosas piedras al asfalto delante de uno de los túneles, a unos cuatro kilómetros de Plan. Fuentes del municipio señalaron que la situación se resolvió y el tráfico se pudo reanudar sin problemas. Atribuyeron el desprendimiento a la lluvia que cae estos días en esa parte del Pirineo.

En Teruel se han producido varias afecciones al tráfico por la caída de rocas, en concreto entre Alcorisa y Berge y cerca de La Portellada, según indica la Diputación Provincial de Teruel, que destaca que en ambos casos se ha conseguido limpiar la calzada sin mayores contratiempos.

La lluvia ha generado asimismo un rápido aumento del Ebro, que mañana pasará por Zaragoza con un caudal entre los 1.000 y los 1.200 metros cúbicos por segundo, lejos de los 1.640 previstos inicialmente debido a la disminución de las precipitaciones.

Toda la atención estará centrada en el paso de la riada del Ebro por la Ribera Alta, donde es posible que se aneguen campos de la zona inundable, hasta un total de 3.000 hectáreas, como viene siendo habitual en el caso de las crecidas ordinarias, según apunta Luis Eduardo Moncín, presidente de la Comisión de Municipios Afectados por el Río Ebro. La Confederación Hidrográfica el Ebro señala, por su lado, que la avenida «no debería generar graves problemas» a tenor del caudal previsto.