Más de cien vecinos del pueblo de Plasencia del Monte se concentraron a las siete de la tarde de ayer ante el Ayuntamiento de Bolea, sede del consistorio del municipio de La Sotonera, para exigir una solución definitiva para el agua de consumo de boca, que no es potable debido a la elevada presencia de nitratos procedentes de las prácticas agrícolas.

«La manifestación ha sido un éxito, hemos conseguido unir a todos los vecinos en torno a una demanda justa, pero estamos indignados porque el alcalde no nos ha recibido», afirmó Alicia Serra, una de las organizadoras de la concentración.

El regidor, Pedro Bergua, instaló recientemente cisternas cargadas de agua en Plasencia, pero los vecinos, que valoran este paso, consideran que no es suficiente. «Se trata de que el ayuntamiento, aunque no tenga capacidad legal ni económica, vaya a las instituciones que haga falta para que se construya una depuradora que acabe de una vez con el problema», señaló Serra.

Los vecinos exhibieron varias pancartas y corearon eslóganes, en particular A Plasencia se le acaba la paciencia. Con todo, al término de la marcha, predominaba una sensación de «frustración», en palabras de Serra.

Los habitantes de la localidad, situada en la carretera de Huesca a Ayerbe, llevan un tiempo consumiendo agua embotellada por la mala calidad de la que sale de los grifos.

Bergua ha prometido solucionar el problema de forma gradual, conforme a la disponibilidad de recursos económicos del ayuntamiento y contando con la ayuda de instancias superiores. Una vez colocadas las cisternas en las calles de la localidad, se procederá a montar una planta de ósmosis como solución intermedia antes de instalar otra para la supresión de nitratos, según los planes del alcalde. Pero los residentes, tanto temporales como permanentes, consideran que la solución definitiva pasa por construir una depuradora.