La derogación del trasvase del Ebro ha sido un bálsamo para las aspiraciones de Aragón. Sin embargo, la comunidad aún tiene un gran caballo de batalla dentro de los planes previsto en el PHN. Las obras del Pacto del Agua de Aragón son la asignatura pendiente y necesitarán de un impulso decidido por parte del Ejecutivo de Zapatero.

Según el anterior Ministerio de Medio Ambiente, con el Gobierno del PP se logró ejecutar el 53% de la inversión prevista, pero muchos de los proyectos que forman parte del paquete adolecen de serios problemas. Unos están inmersos en procesos judiciales. Otros, casi paralizados por la oposición vecinal. Los últimos meses han traído a Aragón el fin de alguna obra, pero falta mucho por hacer. Según el plan inicial de 1992, los trabajos debían haber acabado en el 2000.

El primer y último corte de cintas en los embalses del Pacto tuvo lugar el 29 de enero de este año. En esa fecha, el entonces secretario de Aguas y Costas del Ministerio de Medio Ambiente, Pascual Fernández, inauguraba el miniembalse de Malvecino (8,5 millones de euros), que permitirá una mejor gestión de la zona regable de Bárdenas. También el embalse de El Val está acabado y entregado, aunque no se ha puesto en marcha.

Aparte de eso, como proyectos ya ejecutados aparecen actuaciones en los canales de Lodosa, Imperial, Monegros, Sástago, Aragón y Calatuña y Calanda-Alcañiz, entre otros; la ampliación de capacidad del embalse de Gallipuén, la electrificación de Monegros II; una elevación de Mequinenza a la acequia de Civán, y las depuradoras de Jaca y Sabiñánigo. También se ha finalizado la reparación del Canal La Violada y está prácticamente acabado el tramo La Loteta-Zaragoza del abastecimiento a Zaragoza.

Por otra parte, el Ministerio de Medio Ambiente espera terminar a final del 2004 el embalse de Montearagón y, unos meses después, el de La Loteta. En este caso, la previsión de finales de este año sufrirá una demora porque se está tramitando un modificado al proyecto para intentar mejorar la gestión.

Pero quedan demasiados interrogantes en el aire. El mayor de ellos es el de Yesa, cuyo proyecto ha sido llevado al Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) por parte de Río Aragón. Sin embargo, el mayor lastre con el que cuenta el plan de recrecimiento es la oposición vecinal.

En Artieda, el primer intento de ocupación de terrenos para llevar a cabo este proyecto fracasó a principios del 2004. En abril, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ordenó por segunda vez la expropiación, lo que reavivó las críticas de Río Aragón. La asociación pidió a la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, la paralización del recrecimiento.

Más obstáculos

Yesa no es el único proyecto incluido en el Pacto del Agua que se ha visto afectado por procesos judiciales. Biscarrués y Santaliestra pasaron por esta misma situación. Este último caso llegó incluso a la Audiencia Nacional, que anuló la aprobación técnica definitiva del proyecto. Varios exaltos cargos del Ministerio de Medio Ambiente fueron imputados en el proceso judicial que hizo saltar todas las alarmas. Y atrás se quedó Jánovas, que ni llegó a superar el impacto ambiental; ahora se tramita el expediente de caducidad.

Las quejas de los afectados por el embalse de Mularroya también se han reavivado. Piden que se elimine este proyecto, que consideran "otro trasvase del Ebro, aunque dentro de la comunidad".

Pero la lista de pendientes la engloban más proyectos. En ejecución están el abastecimiento a Zaragoza y el embalse de Lechago. Santolea y Mullarroya todavía no se han adjudicado. Y en fases más iniciales están Las Torcas, Torre del Compte, el Batán, y La Tranquera, que debería acometerse tras Lechago y Mullarroya y que aún no ha pasado a información pública.

Pero además, Aragón tendrá que conseguir un consenso entre la montaña y el llano que lleva años sin lograrse. Y ese el camino en el que asociaciones como la Fundación Ecología y Desarrollo buscan la solución definitiva. En medio de un mar de dudas.