El Párking Norte no lo es todo en los Pilares. Eso deben estar pensando los diferentes escenarios de mediano tamaño que prosiguen sus labores de montaje mientras asisten como espectadores a toda la polémica surgida tras el fiasco del macrorecinto de conciertos del Actur y el pulso del ayuntamiento con la Federación Interpeñas por su pabellón propio. Ellos avanzan a lo suyo, y todos dicen que van en plazo. Nadie se moja en este tema, pero no se les escapa el «botellón descontrolado» que puede producirse este año. Es el efecto directo que todos temen, a la vez que necesitan reivindicar que ellos son parte de la fiesta y no son invisibles.

Son espacios de ocio todos ellos, para un público más amplio que el Párking Norte o directamente distinto, y todos quieren hacerse el mismo hueco en el imaginario colectivo asociado a los Pilares. Como la Carpa Aragón, que en su segundo año en Macanaz, intenta desmarcarse un poco más de la etiqueta de heredera de la del Ternasco de toda la vida. Su aforo, «para unas 4.000 personas», puede ponerse a prueba si la juventud decide refugiarse bajo sus carpas. Su oferta gastronómica, aseguran «será más amplia» y la programación es «para todos los públicos» en horario nocturno pero también el resto del día. Habrán talleres, showcookings y otras muchas actividades. Su montaje finaliza «esta semana» para pasar las inspecciones y llegarán a tiempo. Ahora son el referente en la margen izquierda y están preparados para lo que surja.

Aguas arriba del Ebro, la compañía de teatro PAI prepara el escenario de la que será su tercera cita pilarista. Con novedades como un laberinto versado en el 30 aniversario de los parques de Zaragoza (Bruil, Torre Ramona y Delicias), Río y Juego, en el frente fluvial de la Expo, estará listo para recibir otra vez más de 100.000 visitantes. Estrenan también un espacio de arte natural «con troncos, piñas, ramas y paja», y explican que han ampliado el personal disponible. «Este año serán 70 trabajadores», apuntó Luis Bordonaba, quien destacó otra novedad: la noche del día 9, de 20.30 a 22.30 horas, «solo los adultos podrán jugar a sus anchas».

Sus 50.000 metros cuadrados son la referencia para el público infantil, que podrá disfrutar de su oferta cada día de 17.30 a 20.00 horas y, solo los días en los que no hay cole (del 11 al 14), también por las mañanas. Respecto al efecto de que no abra el Párking Norte, «lo único que preocupaba era que derivara en tener un recinto de conciertos en el Parque del Agua, pero ya se ha descartado». No es su guerra, ni su público.

En el paseo Echegaray, regresará el espacio de conciertos y gastronomía Ebro Food Festival, que repite en la cita pilarista con una oferta muy similar a años anteriores. El montaje ya se ha iniciado y, como en la Carpa Aragón (programa la misma empresa), no prevé sobresaltos.

Y en Valdespartera, ayer llegaba al ferial el circo, que mañana podría tener montada su carpa. Y también el jueves empezarán a aterrizar las 159 atracciones y puestos de restauración que se alojarán, como cada año, en una explanada que comparten con el Espacio Zity. Como novedad, «una noria similar a la instalada hace años junto a Helios», regresará a Zaragoza allí. La Fiesta de la Cerveza ya tiene carpa, para acoger a 3.000 personas. Todo el montaje ya ha finalizado y está a la espera de la inspección. También miran de reojo el efecto de ese botellón descontrolado, más que el temor de que exista realmente saturación. «Es algo que no se puede evitar y nunca se sabe dónde pueden acabar yendo los chavales», explica Javier Molina, de Orfeinte, la concesionaria del ferial.