Un megayacimiento de icnitas (huellas de dinosaurios), el más grande conocido en Europa, ha sido descubierto por científicos de la Universidad de Zaragoza en la provincia de Teruel gracias al efecto que en favor de su conservación ha tenido un tsumani registrado hace 128 millones de años.

Esta es la conclusión a la que han llegado investigadores de la Universidad de Zaragoza, expertos en geología y paleontólogos, y de la Universidad Complutense de Madrid en un estudio que ha publicado recientemente la revista Sedimentary Geology.

Rocio Navarrete, una experta en sedimentología de 28 años que termina su tesis doctoral, y Carlos Liesa, profesor de Geodinamica Interna de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza, han liderado este trabajo.

En declaraciones a Efe, han explicado que la importancia del hallazgo se debe a la continuidad del estrato donde están las huellas, que se podría extender unos siete kilómetros, "algo que no es normal encontrar", y la buena conservación de las mismas, rellenas de un material que han favorecido su conservación .

Se trata de cientos de huellas que se han localizado entre las localidades de Aliaga y Miravete, que hace unos 128 millones de años era una zona costera del desaparecido Mar de Tetis, y que se han conservado gracias al efecto de una enorme ola cargada de arena, que las fosilizó y protegió.

El estrato donde se encuentran las huellas, de hasta cuarenta centímetros, ha sido descubierto en el curso del río Guadalope, en el término municipal de Miravete de la Sierra, han señalado estos dos expertos en geología, que han liderado el estudio.

Los megayacimientos de icnitas suelen ser formaciones rocosas con gran cantidad de pisadas, distribuidas en cientos de miles de años o en diferentes estratos, pero en el yacimiento turolense se ha podido documentar que se trata de un solo estrato con ignitas de grandes dinosaurios que sigue durante kilómetros.

El nivel fosilífero descubierto en la zona demuestra que presenta una litología muy particular, similar a la producida por los grandes tsunamis acaecidos en las últimas décadas, ha destacado en una nota la Universidad de Zaragoza.

Las sierras entre Aliaga y Miravete era una zona costera con una barra de arena que la separaba del mar abierto, lo que se conoce en geología como una isla-barrera, un lugar por donde se desplazaban grandes dinosaurios como saurópodos y ornitópodos.

Estos investigadores sostienen que un terremoto en el fondo marino produjo una ola de gran tamaño cargada de arena que cubrió por completo la isla-barrera y se adentró tierra adentro algunos kilómetros.

En su recorrido, la gigantesca ola fue perdiendo energía y depositó la arena que fue enterrando por completo todas las pisadas de dinosaurios que estaban expuestas y, quizás, atrapado a algún dinosaurio, aunque por el momento no ha sido encontrado.

El tsunami, de gran poder destructivo, ha tenido en este caso un resultado "fascinante", señalan los autores del estudio, ya que ha sido el responsable de conservar este megayacimiento de icnitas, ha subrayado el centro universitario.

Este trabajo de investigación lo firman también Diego Castanera, doctor en Paleontología; José Ignacio Canudo, también profesor de esta disciplina; Ana Rosa Soria, profesora de estratigrafía; los tres del Departamento de Ciencias de la Tierra y del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza.

El último integrante del grupo de investigadores es Juan Pedro Rodríguez López, quien hasta hace poco era profesor de la Universidad Complutense y que ahora trabaja fuera del ámbito universitario para una petrolera de Arabia Saudí.