«No me saques sin razón, no me envaines sin honor». Así reza una circular de 1846 sobre el uso de los sables entre los oficiales de la Guardia Civil en Aragón. Esta es una de las piezas que se pueden ver en la exposición sobre los 175 años de la historia del cuerpo fundado por el duque de Ahumada que se encuentra en el Museo Provincial de Zaragoza. Justo al lado de los mosaicos romanos las espadas históricas de los altos mandos del cuerpo comparten salas con un detector de radioctividad o el uniforme completo que usan en la actualidad los equipos de rescate en la montaña. Un recorrido completo por una trayectoria con luces, sombras y enorme entrega individual.

La muestra que ayer inauguró la delegada del Gobierno de Aragón, Carmen Sánchez, junto al general jefe de la octava zona de Aragón, Carlos Crespo, estará abierta al público hasta el 25 de agosto. Los objetos que se pueden ver se han seleccionado de entre varias colecciones privadas y de entre los fondos propios del cuerpo.

El acceso a la primera sala se realiza bajo una bandera roja y gualda sobre la que está escriro Todo por la patria. El lema ha estado presente en los cuarteles que tras la guerra de la Independencia fueron llegando a todos los municipios. En un rincón de la sala se recrea el pequeño espacio que un recluta en los años 50 disponía para realizar la formación, así como el despacho de un coronel. La vida en las casas cuarteles estaba regulada por estrictas ordenanzas, como esa que impedía cocinar a las mujeres de los comandantes. Podían poner en riesgo la convivencia, alegaban. «En la muestra se puede observar la evolución del cuerpo, que ha sido la misma que ha sufrido la sociedad, experimentando las mismas alegrías y tristezas, revoluciones, guerras y revueltas», indicó Crespo.

Un tenor ante las multitudes

Las fotografías históricas, con estampas de los acuartelamientos de Borja o de esas interminables rondas por los caminos en los primeros años del siglo XX, son un buen ejemplo de esta transformación del cuerpo. Estuvieron presentes tanto en las primeras obras hidroeléctricas en los Pirineos como en las manifestaciones del franquismo. Una de ellas permite ver a una pareja protegiendo la casa en Albalate de Cinca del tenor Miguel Fleta cuando estaba a punto de cantar desde el balcón ante una multitud. Era 1923.

La delegada Carmen Sánchez manifestó que con la exposición se ha buscado sobre todo destacar la presencia del cuerpo «en el medio rural» y la «incorporación de la mujer» en los últimos años. Un buen ejemplo de esto es la colección de uniformes que se puede ver en la segunda sala. De las capas franquistas se da paso a los equipos de rescate.

La evolución igualmente queda patente en los medios materiales. La negra motocicleta Sanglas 400 fue el símbolo en los años sesenta de la agrupación de tráfico, cuyos agentes llevaban una espectacular cazadora de cuero negro. Ahora, por ejemplo, los miembros del Seprona se desplazan en Yamaha.

Los curiosos en esta muestra que lleva por lema 175 años comprometidos con la sociedad se encontrarán además con la pistola que ha sido reglamentaria durante más tiempo (una Star) o con una gráfica con la evolución del tricornio, entre otra multitud de curiosidades.

El recuerdo del dolor provocado por el terrorismo también tiene su espacio. Los nombres de los asesinados por ETA en los atentados de la Casa Cuartel de Zaragoza o en Sallent de Gállego ocupan un espacio preferente. «La Guardia Civil es una de las instituciones más valoradas por todos los ciudadanos», indicó Sánchez.