La Audiencia de Zaragoza juzgó ayer a un padre y a su hijo por intentar matar a un hombre de 51 años por una deuda de heroína. Ocurrió en la calle Matarraña, junto a la avenida Cataluña, un 19 de junio del 2017 y pese a que uno de ellos lo confesó ante la Policía Nacional cuando fue arrestado, ayer rechazaron cualquier tipo de intencionalidad de matar. Vicente F. P. y Vicente F. M. se enfrentan a penas de entre cinco años y medio y siete años y medio de cárcel.

Ante los magistrados, Vicente F. P. reconoció que hubo un forcejeo con la víctima que, según él, era quien iba armada con un cuchillo de 20 centímetros. Fue en el transcurso del mismo cuando le hirió, aunque, tal y como señaló ayer, sin querer hacerlo. Una cuestión que tendrá que analizar la Sección Tercera de este tribunal provincial, teniendo en cuenta que el cuchillo provocó una herida penetrante que le afectó en el lóbulo inferior del pulmón que, a juicio de los forenses, «de no haber sido por el tratamiento médico inmediato recibido le hubiera podido causar la muerte por colapso pulmonar o por shock hipovolémico.

Una descripción de hechos que ratificó su padre, Vicente F. M., quien quiso aclarar que no fue él quien animó a su hijo a apuñalarle. «No dije mátalo, mátalo, sino déjalo, pero no se me entiende por que soy sevillano», justificó.

Para los investigadores del Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón está claro que todo se enmarca en una cuestión de drogas. Resaltaron que en el lugar de los hechos se encontraron una palanqueta de hierro de 50 centímetros, una sierra de arco metálica y el cuchillo de 20 centímetros. Destacaron que Vicente F. P. consiguió huir en un autobús, si bien fue arrestado en Teruel. «Allí, con las zapatillas manchadas de sangre nos reconoció que fue por una cuestión de heroína», destaca,

El juicio tuvo que aplazarse para el próximo viernes 1 de marzo, después de que el apuñalado no declarara por estos hechos. Sí que lo hizo el amigo de este, que también sufrió lesiones en la reyerta, y que admitió, a preguntas de la abogada de la acusación, Ana Herrando, que había sido amenazado antes de testificar ayer.