Esto ya es otra cosa: Domingo Jiménez Beltrán va a ser miembro del equipo de sabios de Zapatero, Victor Morlán será el secretario de Estado para las Infraestructuras (o sea, el relevo del aciago Benigno Blanco), a Mercedes Gallizo le ha caído la Dirección General de Instituciones Penitenciarias y Fernando Gurrea ocupará la subsecretaría de Educación. Por lo que se sabe, no han de ser ellos los únicos aragoneses que ocupen cargos relevantes en la nueva Administración. Con su promoción, se habrán batido todos los récords (desde el albor de la democracia) en lo relativo a la presencia de nuestros paisanos en la maquinaria gubernamental. No tenemos ministros, pero casi. Lo nunca visto, oigan.

Sólo falta que hoy el futuro presidente del Gobierno nos cite para bien en su discurso de investidura y será la releche. Ya ven ustedes, con poco nos conformamos; pero es que hasta la fecha veníamos pasando con mucho menos. Y conste que los futuros destinos de los cuatro personajes citados anteriormente son ciertamente importantes. La posición de Morlán será más potente incluso que la de algunos miembros del Gainete. La de Merche tampoco es moco de pavo. Les juró que a mí me daría pavor encargarme de las cárceles, pero ella lleva tiempo trabajando en el tema y estoy seguro de que estará a la altura de la tremenda (y complicadísima) responsabilidad que le cae encima.

Por cierto, que ya se acordarán de cómo el PSOE zaragozano se cargó a la señora Gallizo a la hora de formar las listas para las últimas elecciones generales. A lo largo de toda la legislatura había sido una diputada batalladora, capaz de interpelar directamente a Aznar, premiada por los periodistas parlamentarios... Pero no era de ninguna de las familias que mandan en el aparato del partido; así que la mandaron a silbar a la vía. Todo un simbolo, este caso, de lo fuera de onda y pasaditos de rosca que están los supuestos líderes del socialismo local. A ver si os entonáis, machos.