El consejero de Obras Públicas del Gobierno de Aragón, Rafael Fernández de Alarcón, brindó ayer su última comparecencia para presentar los presupuestos de su departamento con el mismo estilo que ha desarrollado durante toda la legislatura: renegando de la herencia recibida y la "irresponsable gestión" del Gobierno anterior.

Este ha sido el útil aval que ha esgrimido --y ayer no fue una excepción-- para ocultar el descenso inversor global de todas sus áreas durante toda la legislatura a pesar de que en los presupuestos del 2015 aumenta respecto al ejercicio actual. En total, 52,8 millones de euros de los 131,43 con los que contará, lo que supone un 7,9% más que el año pasado y el 27,8% de la inversión total del Gobierno aragonés.

AUSTERIDAD Fernández de Alarcón defendió las cuentas del próximo año --avaladas también por los portavoces del PAR, Manuel Blasco, y del PP, Jorge Garasa-- como "los cimientos de un nuevo Aragón", consolidados por haber marcado la impronta de la "austeridad y en parte por haber bajado las deudas a acreedores de 91 a 42 millones de euros en las empresas públicas y habiendo reducido el volumen global en este apartado de 330 a 270 millones.

"El principal objetivo del Gobierno de Aragón es atender el gasto social, pero sólo se podrá mantener en el futuro esta atención si tenemos unas buenas inversiones en carreteras y en transportes y un buen sistema de infraestructuras en el que se apoye la nueva competitividad y el nuevo empleo de Aragón", apuntó el consejero, quien, además, garantizó la ejecución total del Plan General de Carreteras, ante las dudas que al respecto le mostró el responsable del PSOE en la materia, José Ramón Ibáñez.

El titular de la consejería no se escapó de las críticas de los portavoces de la oposición, quienes aprovecharon también esta comparecencia para hacer una reprobación general de las cuentas globales y las estimaciones de ingresos efectuadas por la Consejería de Hacienda.