El consejero de Sanidad de Aragón, Ricardo Oliván, alabó ayer el "impulso social" que quiere dar el nuevo titular de la cartera de Sanidad, Alfonso Alonso, a su ministerio, para lo que tiene "un año por delante". Oliván se refirió así al relevo al frente del Ministerio de Sanidad tras la dimisión de Ana Mato, después de que ésta fuera considerada por el juez del caso Gürtel como beneficiaria de la trama. El consejero aragonés reconoció que durante el tiempo de Ana Mato la colaboración entre el ministerio y la consejería "ha sido intensa" y se ha trabajado "muy duro", aunque ha habido algunas cosas sobre las que se ha discrepado. No obstante, el ministerio "ha entendido la postura de Aragón", aseguró, teniendo en cuenta que las competencias de Sanidad y Servicios Sociales están transferidas casi en su totalidad a las autonomías y que el ministerio hace únicamente "labor de coordinación, paraguas e impulso". Una de las discrepancias a las que se refirió Oliván fue la imposición de Mato de aplicar el copago de farmacia hospitalaria para pacientes crónicos no ingresados, lo que obligaba a enfermos de cáncer a asumir parte de su medicación. Aragón, como la práctica totalidad de las comunidades, mostró sus reticencias a la medida y aplazó su implantación a que lo hicieran el resto de consejerías del territorio nacional.