Isaac Nortey pasará los próximos once años en prisión por haber abusado sexualmente de su sobrina desde que esta tenía cuatro años y violarla desde los siete hasta los 13, cuando se atrevió a contarlo. El joven, ghanés de 30 años, aprovechaba los momentos en que, como familiar --casado con la tía de la víctima--, se quedaban solos, para abusar repetidamente de ella, "tres o cuatro veces a la semana", lo que traumatizó a la joven J. y le generó un sentimiento general de temor, impotencia y abandono.

Los magistrados de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Zaragoza no han tenido dudas sobre la versión de la joven, de las psicólogas escolares y de la propia exmujer de Nortey, que resultó ser la hermana de la menor, pero siempre la trató como tía.

Según esta, le abandonó cuando se enteró y él le pidió perdón, incluso le escribió una carta para que no lo denunciase. Además, una vez les pilló forcejeando en el suelo, a él con los pantalones bajados, pero acabó por convencerla de que estaban jugando. La hermana pequeña de J. también les sorprendió una vez casi sin ropa en la cama.

La menor, desde que reveló los abusos a raíz de una conversación sobre educación sexual en el instituto, ha mantenido una versión coherente y creíble, prueba básica en estos casos. Nortey contaba a su favor con los test que le practicaron a la menor una psicóloga forense y una trabajadora social, que apuntaban a que fingía. Pero los jueces consideran que este informes es "un asesoramiento" que no puede hacerles "abdicar de sus funciones valorativas". De lo contrario, juzgarían los peritos.

Los jueces imponen además otro año de alejamiento a Nortey y una indemnización de 12.000 euros, como pedía la abogada de la familia, Beatriz Román.