El comité regional del PSOE fijado para el próximo viernes marcará el inicio de un curso político en el que los avatares orgánicos en este partido y en Podemos serán fundamentales para el devenir de los poco más de 20 meses que quedan de legislatura. En realidad, algo ménos, ya que los presupuestos del 2018, sobre el que se están dando los pasos preliminares, serán los últimos que marquen la estrategia política del Gobierno PSOE-CHA, puesto que los del 2019 estarán marcados por las elecciones de ese año. Eso si no se adelantan previamente, algo que no se contempla desde el Pignatelli salvo que el congreso que los socialistas afrontarán a finales de octubre o principios de noviembre y en el que podría haber candidaturas alternativas a la de Javier Lambán depararan en un terremoto que forzara a este a un adelanto electoral. Algo en principio no previsto.

El PSOE afronta su congreso con un divorcio que no se había dado en ocasiones anteriores. Mientras Javier Lambán sigue sin contar con el apoyo del secretario general Pedro Sánchez, quien no le perdona su oposición el año pasado, este ha cerrado filas en torno a Sánchez, asumiendo el resultado de las primarias celebradas la primavera pasada. Es por esto que pretende una nueva ejecutiva de consenso que, visto lo visto, parece difícil que se produzca. En el aire está la opción de Susana Sumelzo, quien hasta ahora ha defendido la necesidad de que haya candidaturas de renovación pero no ha anunciado si opta a presentarse. En cualquier caso, sí parece claro que, independientemente del nombre que la encabece, habrá una candidatura alternativa a la que, con toda probabilidad, encabezará Javier Lambán, quien tampoco ha desvelado todavía sus intenciones.

Mientras el PSOE aragonés busca la fórmula para salir lo más fortalecido posible, Podemos también renovará su dirección, una vez que Pablo Echenique abandone su responsabilidad en Aragón para hacer política en Madrid. La nueva dirección tendrá que recomponer su relación con el Gobierno de Aragón, al que ha apoyado hasta ahora con numerosas condiciones y poniendo en ocasiones en más de un apuro al PSOE. El signo de la nueva dirección también será fundamental para saber si el Gobierno en minoría sale fortalecido o, por el contrario, deberá seguir haciendo numerosos ejercicios de negociación para sacar adelante su gestión por mayoría parlamentaria. Se verá pronto, durante la tramitación de los presupuestos --que ha sido uno de los elementos diferenciadores hasta ahora entre PSOE y Podemos-- y algunas leyes que figuran en el acuerdo de investidura y que siguen en el cajón, como la ley de Renta Básica.

El PP, por su parte, endurecerá su oposición toda vez que la nueva dirección haya asumido ya el control absoluto del partido. El núcleo principal del grupo parlamentario --Luis María Beamonte, Javier Campoy y Mar Vaquero-- no ha faltado a ninguna fiesta patronal, procesión o romería este verano, fortaleciendo vínculos en el territorio y aprovechando para hacer así la mejor de las precampañas, que se intensificará con una oposición más contundente.

Mientras, seguirán los grandes retos de todos los años. La DGA volverá a reclamar con contundencia la devolución del patrimonio de Sijena y que se sigan avanzando en los trámites para reabrir el Canfranc.

El Gobierno de Aragón tiene a favor que pueden venir vientos de una tímida mejora en la economía, lo que se está notando en el éxito de las gesiones para atraer empresas a la comunidad, especialmente agroalimentarias. La llegada de Guissona y el grupo Pini, así como la ampliación de Vall Companys, sitúa a Aragón en un referente europeo de la industria cárnica, que junto al desarrollo logístico y la automoción seguirán siendo los motores de desarrollo de una comunidad que tiene como reto mantenerse en los niveles de competitividad. En este sentido, la comunidad parece más estable que su vida política.

Una actualidad política que mirará mucho a las relaciones bilaterales. Cataluña y el posible referéndum del 1 de octubre marcará la agenda política del otoño, y esta también tendrá una repercusión en Aragón, como zona limítrofe. Y en cuanto a la bilateralidad, será también el momento de confirmar que se avanza en la negociación con el Estado por un marco financiero específico, algo que parece todavía lejano. Y mucho más después de que la negociación multilateral para mejorar la financiación autonómica vuelva a encallarse ante los diferentes intereses de las comunidades que buscan parámetros que les interese ante lo que consideran que es una infrafinanciación generalizada.