Un total de 65 personas del Personal Investigador en Formación (PIF) tuvieron que interrumpir el trabajo de campo o experimental en el que estaban trabajando para su tesis cuando llegó la pandemia del covid-19. Así se desprende de una encuesta realizada por la Universidad de Zaragoza a principios de verano. Además, 13 personas incluso han tenido que empezar de cero. Unas cifras que, a pesar de no recoger las respuestas del 100% de personas que se encuentran en esta situación, han provocado que desde el PIF se lance un mensaje de socorro en el que insisten que el personal predoctoral «necesita un rescate».

David Díaz-Guerra es PIF en la escuela de ingeniería de la Universidad de Zaragoza y cuenta que la situación ha dependido del trabajo que se estaba llevando a cabo. «Muchos hemos podido teletrabajar en la medida de lo posible, pero otros han tenido que parar por completo porque su trabajo sí o sí se tenía que desarrollar en un laboratorio».

Cierre temporal

El cierre de archivos, bibliotecas y laboratorios, así como la paralización de ensayos clínicos y científicos, han impedido la continuación de investigaciones del personal predoctoral y David señala que los más perjudicados han sido la gente de investigación en temas clínicos que «tenían experimentos con seres humanos o animales que una vez que se empiezan no se pueden parar. En este caso, podían llevar meses o incluso un año trabajando y al tenerlo que parar han perdido todo lo que tenían hecho», cuenta David, que asegura que hay casos en los que se ha llegado a perder «hasta un año de trabajo».

Una de las medidas adoptadas por parte del los ministerios de Universidad y de Ciencia e Innovación ha sido prorrogar la vigencia de los contratos de los miembros del personal predoctoral para compensar el tiempo perdido durante el estado de alarma. A pesar de esto, ha sido una medida que no ha sido adoptada en todos los casos, sino que «solo se ha llevado a cabo con a la gente que está en el último año de contrato». David afirma que los de último año son los que «menos tiempo tienen para replanificar su investigación» pero que es injusto sobre todo para gente de segundo año debido a que «están en un momento más experimental y son los que se han visto más afectados». Una situación que va a dar lugar a que, tras no haberles prorrogado nada, se tendrán que replantear la investigación para «acabar sin la prórroga o acabar el predoctorado sin cobrar», zanjó.

David hace hincapié una vez más en que normalmente, la parte más experimental y de laboratorio la hacen los escalafones más bajos de investigación, les decir, os predoctorales. «Asumimos esas labores y durante los primeros años de posdoctorales somos los grandes olvidados y a los que menos se tiene en cuenta», dijo.

Presupuestos positivos

Otro de los problemas que ha surgido después de la pandemia es que «el tiempo compensado va en la línea del tiempo que se ha estado teletrabajando pero, en algunos casos, no es suficiente porque van a tener que volver a empezar las investigaciones».

David cuenta que «ha sido bastante difícil comenzar a tener un dialogo más fluido con las instituciones» pero que a media que la situación se va normalizando, comienzan a avanzar. «El ministerio de ciencia parece dispuesto a abrir prorrogas de años anteriores y si lo hacen, el de universidad nos dará también ayudas a la contratación».

Hace unos días, se anunciaron los presupuestos para el próximo año y la consejería de Ciencia, Universidad y Sociedad del Conocimiento del Gobierno de Aragón ha apostado para el año que viene por la investigación y la innovación con un presupuesto que crece un 13,71% (35,7 millones más) respecto a las cuentas del presente ejercicio. David afirma que ha sido una decisión que se ha «recibido con alegría».

Poco a poco estos investigadores intentan volver a la normalidad y, aunque aseguran que «la situación ha mejorado bastante» siguen quedando muchas cosas que aún no han podido volver a hacerse como antes y que «se ha ralentizado todo un poco» debido a que las limitaciones de personas en un laboratorio siguen estando vigentes, lo que imposibilita en muchas ocasiones un buen trabajo entre varias personas. A pesar de esto, David se muestra optimista con que las ayudas después de la pandemia sigan llegando y no sean una vez más lo olvidados.