Una reunión mantenida ayer entre el responsable de Patrimonio, Javier Callizo, y el alcalde de Cosuenda, Óscar Lorente, acabó sin ningún acuerdo sobre el futuro de la torre de Lisalta, un vestigio medieval que el pasado verano un particular compró a su anterior propietario. "Callizo nos ha defraudado", subrayó el primer edil. "Queríamos que la DGA se implicara en las negociaciones para que el pueblo recuperara la torre y nos hemos encontrado con un muro", señaló Lorente. "Me ha respondido que actuará mediante resoluciones y no hemos conseguido ningún compromiso", añadió. El alcalde de Cosuenda sostiene que, al final, quizá no quede otra solución que la expropiación.