La Plataforma contra la Laguna del Cañizar y los sindicatos agrarios se manifestaron ayer a las puertas de la sede del Gobierno de Aragón en Teruel para mostrar su oposición a la declaración de una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) en Cella, donde hace ya varios años que se lleva a cabo un proceso de recuperación de un humedal desecado en el siglo XIX.

Numerosos integrantes de los sindicatos UAGA, ASAJA y UPA, socios de la Cooperativa de Cereales de Teruel y miembros de la Plataforma No a la Laguna del Cañizar se concentraron con motivo de la presentación de un documento de alegaciones contra la declaración de este espacio natural.

Según José Sánchez, miembro del sindicato UAGA y de la plataforma y vecino de Cella, la declaración de la ZEPA es una forma de "asegurar la laguna del Cañizar" con un reconocimiento europeo.

Este humedal ha despertado el rechazo de los agricultores, que consideran que pone en peligro los pueblos situados aguas abajo, por lo que estos han recurrido en los tribunales ante el temor por la contaminación de sus aguas y el descenso de los recursos para regadíos.

Ahora, los agricultores de aguas arriba, en Cella, también se han manifestado en contra de la declaración de ZEPA porque "prometen ayudas a los labradores por la presencia de las aves, pero estamos bien como estamos, no queremos hipotecar nuestras tierras", destacó el agricultor de UAGA.

OPOSICIÓN Sánchez recordó además que el Ayuntamiento de Cella preguntó en su día a los agricultores del municipio si querían que sus tierras estuvieran dentro de la ZEPA y un 85% de ellos dijo que no, por lo que la propuesta municipal para declarar este espacio natural afecta solo a terrenos públicos, "que son de todos".

En las alegaciones se recoge la necesidad de "tener en cuenta las circunstancias sociales" para la declaración de una ZEPA y critican que en este caso ha faltado "dialogo y explicaciones", y también que ha habido "incongruencias", motivo por el que reclaman al Departamento de Agricultura y Medio Ambiente que frene la declaración y que se retome el diálogo.

En la manifestación de ayer tomaron parte unas 400 personas, según los organizadores. "Queremos que nos dejen como estaban", protestó un agricultor que se había desplazado a Teruel desde Villarquemado. "Antes, en ese espacio había parcelas en las que se cultivaba y que ya hemos perdido", lamentó.

Además, los residentes en la zona se quejan de que había "miles de chopos" y que estos tuvieron que ser talados al quedar anegados por el crecimiento de la antigua laguna desecada. "Y lo que tenemos a cambios son mosquitos, millones de mosquitos en verano, y una agua estancada que se pueden convertir en un auténtico problema de salud", agregó.

Asimismo, los opositores a la laguna aseguran que se ha multiplicado el número de jabalís y de grullas, con el consiguiente impacto negativo en los sembrados. Y denuncian que las acequias construidas poseen un trazado que ralentiza la circulación de agua hasta el punto de estancarla.