Lo más preciado para un estafador convencional es, hoy por hoy, una fotocopia de carnet de identidad. Y según advierte la inspectora, jefa del grupo de Delitos Económicos de la Policía Nacional en Aragón, los ciudadanos en general hacemos bien poco por dificultar la tarea de los delincuentes. «Ahora mismo lo más valorado es un DNI. En internet, si tengo tu carnet de identidad completo, con foto, a todos los efectos soy tú. Incluso si exigen una fotografía tipo selfi con él, con Photoshop, es sencillo», explica.

La ciudadanía no es consciente por norma general de la facilidad con la que entrega sus datos personales. «Por ejemplo, ahora en vacaciones, en la recepción de un hotel. Te piden el carnet, lo das y se hacen una fotocopia. Desde ese momento, pierdes el control de tus datos. Te lo pueden pedir para anotarlos, pero no quedárselo. Puede parecer de desconfiados, pero es que hay que serlo. El DNI, siempre bien custodiado», añade.

El recepcionista en cuestión no tiene por qué ser el delincuente que aproveche la identificación (que también puede ser), pero una vez en un sistema informático, es relativamente fácil de lograr. Es como las tarjetas de crédito, «que hoy en día no tienen apenas peligro de ser clonadas físicamente, sino de que un ataque informático a una base de datos consiga los números». Pero mientras esto es relativamente fácil de subsanar, porque las entidades bancarias no suelen poner obstáculos en reponer estas estafas, el DNI da para mucho en los bajos fondos de internet.

«Es una auténtica locura» la cantidad de casos que se dan, afirma la inspectora, en los que los delincuentes, provistos de una identidad usurpada, se dedican a contratar microcréditos, o líneas de teléfono y tarjetas para revenderlas. Unas transacciones de las que el suplantado no se da cuenta hasta que comienzan a llegarle facturas. En ocasiones, de costosas llamadas internacionales.

Además de estas estafas, muy frecuentes hoy en día, de cara al verano lo más habitual son los fraudes en alquileres de apartamentos vacacionales. «De nuevo la clave es el anonimato de internet. Se contacta con alguien a quien no se conoce, a menudo con el acicate de un precio muy barato -lo que nos debería hacer sospechar-, pero el apartamento en cuestión no existe o es de otro». En ocasiones, no se descubre hasta que no se llega al lugar de vacaciones en cuestión. Para evitarlo, conviene huir de chollos y utilizar páginas de alquiler de confianza.

Aparte de estas, hay ciertas estafas que periódicamente reaparecen y sobre las que conviene estar prevenido, como son:

Los billetes tintados

También conocido como wash-wash (lavar-lavar, en inglés), este timo es ejecutado por supuestos potentados que han tenido que salir de su país de origen por algún tipo e persecución o amenaza. Cuando contactan con algún socio comercial (víctima), explican que para sacar su capital de su país, han tenido que pintar los billetes de negro, para no levantar sospechas en la aduana.

Habitualmente en un hotel, llevan a la víctima y con unos productos químicos especiales, lavan uno de estos billetes, de 500 euros, y se lo dan al socio para que, si quiere, compruebe su validez en un banco. Una vez convencido, le ofrecen todo un maletín lleno de estos billetes tintados y un lote de productos químicos, a cambio de una cantidad de efectivo mucho menor que necesitan de forma apremiante. Si el incauto accede, se lleva una maleta de papeles pintados sin ningún valor y pierde su dinero.

Según le consta a la Policía, actualmente estos grupos no están actuando por España, sino por Bélgica. En cualquier caso, es difícil de saber porque estas estafas son comprometidas a la hora de denunciar. No en vano, la víctima contribuía a blanquear (nunca mejor dicho) capital.

‘Rip deal’

Esta estafa es similar a la anterior, y en cierta forma también al timo de la estampita, aunque sus víctimas son gente de alto poder adquisitivo. Unos supuestos hombres de negocios les ofrecen comprar lo que tengan en venta (normalmente inmuebles) a un valor superior al que piden, en billetes de 500. A cambio, piden cierta cantidad en billetes para gastos urgentes.

Al hacer la transacción, o bien solo una pequeña parte de los billetes ofrecidos son reales (obviamente, menos de lo que se les da), o bien dan el cambiazo al maletín que tienen, para entregar solo dinero falso. El afectado se queda sin dinero y sin comprador. Esta variante se ha dado poco en Aragón, aunque algún caso ha habido.

El soldado de Afganistán

Es una variante de las cartas nigerianas, en cuanto a contactos aleatorios por correo electrónico o redes sociales. Un supuesto soldado en misión internacional contacta con la víctima, la enamora y va pidiendo dinero para trámites. También hay versiones de mujeres hacia hombres, que requieren incluso menos trabajo, ya que a menudo basta con alguna fotografía falsa para la conquista.