La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha confirmado la condena de 5 años de cárcel impuesta por la Audiencia de Zaragoza a una mujer que, en 2001, tiró a su hija a un contenedor de basura de Las Fuentes tras dar a luz. El bebé sobrevivió gracias a que un obrero le oyó llorar y lo rescató. La madre, que cuando fue juzgada en la capital aragonesa declaró que no quería que su marido se enterara de que había tenido a la niña porque era fruto de otra relación, es condenada por asesinato en grado de tentativa, con la agravante de parentesco y la atenuante de trastorno de la personalidad.

El Supremo ratifica la sentencia de la Audiencia de Zaragoza, y rechaza el recurso de la madre, Mercedes G. N., que aseguraba no haber actuado con alevosía y pedía la aplicación de la eximente, y no sólo la atenuante, de trastorno de las facultades mentales. El alto tribunal rechaza el argumento de la madre de que no debió aplicarse la agravante de parentesco, porque la niña era fruto de un embarazo no deseado y no le unían lazos de parentesco.

Según los hechos probados, la mujer residía en Zaragoza junto a su esposo y un hijo de 13 años que padece un trastorno psicomotriz. Su matrimonio se fue deteriorando hasta que, desde finales de 2000, dormían en habitaciones separadas.

A principios de 2001, Mercedes comenzó una relación afectiva con otro hombre, de quien quedó embarazada en marzo. La mujer trató de ocultar celosamente su estado no sólo en casa, sino también en el trabajo, y continuó el periodo de gestación sin acudir a ninguna consulta ginecológica hasta el día del parto, el 22 de octubre de 2001.

A las 05.00 horas de ese día rompió aguas, y sin decir nada, fue al baño y dió a luz a las 08.30 horas a una niña, que envolvió en una toalla e introdujo en el carro de la compra. Luego salió a la calle y, al pasar cerca de un contenedor de basura y empezar a llorar la niña, depositó allí a la criatura y colocó la tapa.

Un trabajador de una obra cercana, tras tirar unas bolsas de basura en el contenedor, oyó el llanto de un bebé, abrió de nuevo la tapa y descubrió a la niña. Llamó a la Policía y una ambulancia recogió al bebé, que fue tratado de hipotermia en el hospital Miguel Servet.

Tras abandonar a la niña, la mujer volvió a su domicilio, realizando las labores de su casa y recogiendo a su hijo en el colegio, como si nada hubiese pasado. Fue detenida el 5 de noviembre de 2001. Según los forenses, padece un trastorno de personalidad sin patología psicótica, y sabía que lo que hacía estaba mal.