Seis años de prisión por forzar a una prostituta a mantener relaciones sexuales sin preservativo. Para obligarle a ello, el encausado le agarró fuertemente de los brazos. Esa es la condena que le ha impuesto la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Zaragoza a un camionero que la semana pasada se sentó en el banquillo por un delito de agresión sexual.

Constantin Ursus se enfrentaba inicialmente a ocho años de prisión por una violación de la que se declaró inocente. Llegó a emplear su derecho a la última palabra para asegurar que «es incapaz de hacer esas cosas». Sin embargo, los magistrados han valorado la acusación realizada por el fiscal José Luis Hedo, quien mantuvo en todo momento que la mujer realizó los servicios «contra su voluntad», dado que su condición era que se usara preservativo y que se opuso a ser penetrada analmente. Es por ello que el abogado de la defensa, Juan José Redondo, anunció que va a recurrir el fallo por no estar de acuerdo. Se apoya, entre otras cuestiones, en que el informe de los forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) concluyó que la denunciante «no presentaba ninguna lesión en la zona genital, ni interior ni exteriormente» y que por lo tanto «no quedaba acreditado el uso de la fuerza».

La denunciante aseguró en la vista oral que conocía al camionero desde hacía tres años -extremo que él negó- y que acabó aceptando realizar el servicio «sin goma» porque sintió «miedo».

Manifestó que abandonó casi desnuda el vehículo y que una compañera suya tomó nota de la matrícula del camión del supuesto agresor, que así pudo ser detenido tres meses después. Además aseveró que el acusado no le pagó nada.

Una declaración que la Sección Tercera de la Audiencia de Zaragoza da por buena, especialmente apoyándose en la Policía Nacional que atendió a la mujer cuyos agentes destacaron que la víctima «no se contradijo en ningún momento».

Versión muy diferente ofreció Constantin Ursus que lleva 16 años trabajando en España como transportista y quien contó que mantuvieron relaciones sexuales consentidas y que fue la mujer la que le dijo que no tenía preservativos porque se había dejado el bolso en casa. Cuando le iba a pagar los 20 euros por sexo oral, vaginal y anal ella se marchó corriendo, según el ahora condenado.