Cientos de mujeres aragonesas se echaron ayer a la calle desde el firme compromiso de exigir precisamente lo que no debiera ser una reivindicación en el siglo XXI: la igualdad. Acostumbradas a protagonizar la parte negativa de las estadísticas, las mujeres siguen hoy intentando recuperar con dignidad y acierto el tiempo secuestrado y, acaso, el espacio tantas veces negado.

Corresponde a los poderes públicos velar para que el futuro de la mujer no sea sólo un día marcado en el calendario.