Raúl Giménez Martín ha sumado otra condena de tres años y siete meses a su largo historial penal por robo, por un golpe de ridículo botín. El ladrón se equivocó de bolsa tras entrar en una casa de la calle del Temple, en Zaragoza, y se llevó una con papel higiénico y lejía en lugar de la de los objetos de valor que había apilado.

Por su multirreincidencia, que ya estaba purgando en Zuera, y por tratarse de una vivienda habitada --aunque no en ese momento--, la Fiscalía pedía para él seis años de prisión, pero los magistrados de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Zaragoza han valorado la entidad del botín y que la casa no era vivienda habitual, y han moderado la condena hasta los citados tres años y siete meses, además de los casi 250 euros de daños por la rotura de un cristal.

Según los hechos probados, que Giménez reconoció con su turno de última palabra, el hombre escaló una noche de finales de noviembre del año pasado hasta el balcón de una casa en la calle del Temple, y rompió el cristal para entrar.

Se cortó con él, y dejó un reguero de sangre --que sirvió para identificarle, por el ADN-- por toda la casa mientras apilaba objetos como una videoconsola, un radiocasete, un calefactor o unas zapatillas, en una bolsa. Pero finalmente, por causas que se desconocen --según alegó su abogado, Pedro Gutiérrez, iba bebido o drogado--, en lugar de esta bolsa se llevó una con los productos de limpieza.

El arrendatario de la vivienda no pidió indemnización por la lejía y el papel, pero el dueño sí reclamó únicamente los daños en los cristales del balcón con los que se cortó el ladrón.