Esta es la familia García Nieves del distrito centro de Zaragoza. Samuel, Bruno y Marcos llegaron juntos hace justo siete años (este domingo ha sido su cumpleaños) para sorpresa de Elena y delirio de su padre José. Ellos bien saben lo que es la convivencia en casa, cimentada en el respeto, el orden y el amor. Como el resto de familias, los García Nieves han cumplido el confinamiento a rajatabla y ahora los chicos se han ganado el premio de salir a la calle, que lo estaban pidiendo a gritos.

«Nuestra rutina tiene muchos altibajos, depende mucho del ánimo de ellos y del nuestro. Hemos sufrido varios ciclos, ahora estamos en un momento bueno, pero dentro de tres días los niños llegan al tope y se vuelven locos. Eso sí que se nota: que todos los días sean iguales les acaba pesando mucho», asegura Elena.

Su piso, de unos 80 metros cuadrados, tan pronto se convierte en una terraza donde tomar el sol, como en una final del mundial en medio del pasillo, un aula de estudio en absoluto silencio o en un comedor familiar para coger fuerzas. «Tenemos una terraza abierta, en las horas centrales del día, nos hacinamos los tres niños y yo. Esto es prioritario para mi, que tengan una hora de sol para coger vitamina D. He tenido la suerte de que son tres y tienen mucha independencia, se inventan historias de piratas, leen, bailan, juegan y se les hace menos cuesta arriba que a otros», dice.

Ahora mismo, ejercer de padres no está valorado lo suficiente. Les toca hacer de profesores, cocineros, expertos depuradores del polvo en los rincones y brillantes teletrabajadores. «Es imposible, los dos hacemos jornadas maratonianas. Nos levantamos muy pronto para dejar cosas hechas, antes de que aparezcan. Mi marido y yo recibimos llamadas de trabajo, entonces ya se desmadran y se ponen a saltar en el sofá. En la hora de recreo, aprovechamos para hacer la comida, en esto colaboran porque tienen muy interiorizado que tienen que comer mucha fruta y verdura», dice su madre.

José y Elena, como el resto de padres, han tenido que abrir un poco la mano para mantener la estabilidad en casa. «Tampoco vas a machacar a tu hijo y que te vea como un ogro y tú le veas como un demonio. Vamos a relajarnos que la salud emocional es muy importante, si aprenden más o menos, tienen muchos años para recuperarlo, pero que esto no sea una marca en su vida, que lo será», aseguran.

Pero desde ayer, el esfuerzo de estos padres e hijos habrá merecido un poco más la pena. «Si me dicen que puedo bajar a mis hijos y puedo darles una vuelta a la manzana de forma ordenada voy a tener que salir corriendo detrás. Ellos quieren ir a una plaza a correr, montarse a los columpios… Para nosotros sería mejor coger el coche e irnos al campo para que corran», concluye Elena.

Consejos médicos

Después de 42 días, los niños han podido salir a la calle con las restricciones y precauciones aconsejadas por el Ministerio de Sanidad. Pepe Mengual, pediatra en el centro de Salud de Delicias, ha tratado con ellos desde que se inició el confinamiento. «Es una respuesta complicada. Por un lado, en general, los niños se están adaptando bien al confinamiento, aprovechan para estar con sus padres y tener una dinámica familiar saludable. En las consultas, no percibimos problemas de salud», asegura. Por otro lado, reconoce, «no sabemos la inmunidad de los niños frente al virus ni la cantidad de niños que han pasado la enfermedad siendo asintomáticos. Sabemos que la mayoría que hemos controlado con cuadros clínicos que parecían producidos por el virus han ido bien pero no sabemos realmente a la situación a la que nos enfrentamos. Por tanto, dar una opinión al respecto es difícil».

Una de las medidas básicas para evitar la transmisión del virus es que todo el mundo lleve mascarilla, incluidos los niños. «Cuando vienen al centro de salud y les pones la mascarilla lo primero que hacen es quitársela. Al año y medio o dos años se considera que pueden llevarla, pero hasta los seis, que la soporten es difícil. Las mascarillas tienen una medida de adulto y habría que disponer de unas para niños. Deben salir a la calle de manera ordenada y en las horas centrales del día para que generen vitamina D», continúa el doctor.

Este encierro prolongado no debería influir en su conducta, incluso se pueden ver aspectos positivos. «A los niños hay que darles amor, cariño y espacio. El espacio en estos momentos es complicado, pero el amor, el cariño y la dedicación es cuando más se está haciendo porque la mayoría de sus padres están teletrabajando y dedicados a ellos. Para los niños es un gran regalo tener a los padres en casa», matiza el doctor. También es importante tener una dieta equilibrada. «Se debe mantener una alimentación sana, es complicado ya que todo el mundo quiere obtener satisfacciones que no obtiene de otra manera y comer cosas que le gustan», indica Pepe Mengual.

Y es fundamental estar activos y mantener una rutina saludable. «Dentro de las posibilidades que ofrece una casa, deben hacer ejercicio físico. Aunque ellos saltan en las camas, en el sofá, se mueven por la casa, corren, juegan, se autorregulan y hacen ejercicio. De momento, no estamos percibiendo que afecte a su desarrollo físico y cognitivo, ahora están jugando y teniendo más interacción que nunca. Hay factores positivos de los que tenemos que sacar provecho», concluye el pediatra Pepe Mengual.

REGRESO DE FORMA GRADUAL // Los psicólogos advierten que, «a pesar de que la mayoría de los niños se han adaptado bien a la situación, el confinamiento les ha quitado el juego al aire libre y la interacción entre iguales. El aprendizaje básico también se ha frenado y deberán retomarlo más adelante. Si es un mes o dos, no tendrá grandes efectos, pero cuanto más se paralice y más pequeños sean, será peor», explica Luisa Maestro, psicóloga clínica.

«El estrés atiende a la intensidad y a la duración. Por tanto, en función de la edad, se debería hacer un regreso a la normalidad de forma gradual tanto en tiempo como en actividades fuera de casa», afirma. Como representante del Colegio Profesional de Psicólogos de Aragón (COPPA) también ha rescatado aspectos positivos del confinamiento. «El conflicto en las casas está siendo muy bajo, en un intento de mantener la paz social y el bienestar de todos; se han puesto en marcha actividades creativas y las familias se han organizado en horarios más flexibles para que todo el mundo se adapte», señala. «Los padres deben poner en marcha estas estrategias para mantener el bienestar de los pequeños, pero siendo conscientes de que cuando esto acabe habrá que volver a la normalidad», recomendó Maestro.