La labor de los forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) está siendo fundamental en la investigación de los asesinatos sin resolver de Mercedes Lázaro y Eva María Aznárez en 1992, en Zaragoza. Gracias a las nuevas técnicas con las que se están enmendando errores del pasado, los encargados de las pesquisas han podido concluir que el autor de ambas muertes fue la misma persona e incluso poner de nuevo el foco en que el sospechoso podía proceder de la base americana. tal y como se pensó hace 25 años. Después de todo este tiempo, puede llegar a conocerse su nombre aunque podría estar ya muerto.

Ambas jóvenes murieron tras ser estranguladas, si bien la técnica empleada fue, según fuentes consultadas por EL PERIÓDICO, propia de una preparación militar. Van más allá y destacan que en aquel momento las Fuerzas Armadas españolas no tenían dichos conocimientos. La forma de estrangularlas fue una derivada de la llave conocida como mata león -extendida en algunas ciudades españolas para robar a viandantes a los que dejan inconscientes- si bien es mucho más agresiva. A Mercedes Lázaro y Eva María Aznárez el autor las abordó por detrás, colocó su brazo en el cuello y con la mano que le quedaba libre les hizo una especie de pinza en su mandíbula. En esa posición en las que las dos muchachas veinteañeras no podían ni pedir ayuda ni zafarse de su agresor, el individuo, que estaba detrás, les giró el cuello y las noqueó.

RECONSTRUCCIÓN

A esta conclusión han llegado los investigadores tras realizar una reconstrucción de los hechos. Aunque las similitudes en los asesinatos son claras, hay un detalle que las distingue: a una la atacaron por la derecha, mientras que a la otra fue por la izquierda. A pesar de ello, esto no daría que pensar que fueran dos personas diferentes las responsables de ambos crímenes. De esta forma también se explicaría que junto a Eva María Aznárez apareciera una medalla que, con casi toda seguridad, fue adquirida en Comiso (Sicilia), lugar donde las USAF (fuerzas armadas americanas también estaban presentes al igual que en la capital aragonesa. Se le habría caído al sospechoso en el momento del forcejeo.

En el asesinato de Mercedes Lázaro no hubo testigo alguno. Fue hallada, el 5 de marzo, en el garaje de su casa en la calle Fueros de Aragón. Se cree que pudo haber sido atacada en la zona del ascensor y, posteriormente, arrastrada a una plaza de garaje, junto a un vehículo.

IDENTIDAD

Sin embargo, en el homicidio de Eva María Aznárez, un 16 de abril, sí hubo una persona que, en medio de la oscuridad y entre las columnas del portal, pudo visulmbrar al agresor. Fue el vigilante jurado de la urbanización en la que residía en la avenida Gómez Laguna quien dio detalles que fijó las bases de las indagaciones policiales de la época.

Este hombre aseguró que el autor era joven, de complexión atlética, alto y de raza negra. Esto llevó al Cuerpo Nacional de Policía a realizar redadas en las calles de Zaragoza en las que se daba el alto y se identificaba a toda persona que coincidiera con la descripción facilitada por esta persona. Paralelamente, todos los militares de raza negra pasaron por dependencias policiales, salvo uno, el hijo de un mando militar que se había marchado a EEUU. La jueza instructora de la época, Esperanza de Pedro, que actualmente ejerce como magistrada en la Audiencia de Zaragoza, realizó una serie de requerimientos a las autoridades americanas que no obtuvieron respuesta.

No hubo móvil aparente en los crímenes. Las víctimas no fueron violadas ni se les robó, si bien una de ellas perdió un zapato y a la otra se los modificaron de posición.