"Si realmente hubiera un método infalible y universal para determinar que alguien está diciendo una mentira, ¿no se utilizaría ya en todo el mundo?, comenta Antonio L. Manzanero, profesor de Psicología Básica de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y especialista en análisis del comportamiento delictivo.

Desgraciadamente, ni los polígrafos, ni la hipnosis ni el suero de la verdad, por citar tres ejemplos con mucha leyenda, tienen suficiente validez científica como para ser aplicados en casos reales". De hecho, no están acreditados como método para obtener la verdad.

El polígrafo y otras máquinas de la verdad parten de la constatación de que la frecuencia cardiaca o respiratoria, el timbre de voz, la temperatura corporal, la presión sanguínea y hasta el diámetro de la pupila cambian cuando una persona no dice la verdad. El primer modelo lo desarrolló en 1938 la policía californiana. El problema, según indica Manzanero, es que los mismos síntomas del mentiroso pueden ser resultado de otras situaciones, como la simple excitación causada por el interrogatorio, además de variar enormemente entre individuos nerviosos o tranquilos.

Únicamente como apoyo

"Los polígrafos son una falacia que no miden la mentira, sino respuestas asociadas comúnmente a la mentira. La ansiedad, en definitiva", prosigue. El entrenamiento, por supuesto, también puede cambiar el resultado del polígrafo. Algunos países aceptan estos sistemas como ayuda en la investigación, pero no como prueba acusatoria. A lo sumo sirven para exculpar a inocentes, como sucede en diversos estados de EEUU.

El primer suero de la verdad fue descubierto en 1918 por el ginecólogo estadounidense Robert House, quien observó que algunas mujeres parturientas se desinhibían al hablar cuando se les administraba una combinación de fármacos que incluía escopolamina, la llamada burundanga. Con los años surgieron otros productos, el más famoso de los cuales fue el tiopenthal sódico, comercialmente Pentothal, aunque lo cierto es que ha servido más de inspiración para novelas de ciencia ficción que realmente como droga de uso en sórdidas comisarías.

Aunque los sueros de la verdad disminuyen la presión arterial y sumen al paciente en un estado de extrema tranquilidad que puede acentuar las ganas de hablar, los críticos sostienen con castings científicos que también estimulan la fantasía, además de volver inconexo el discurso del consumidor. "EEUU destinó muchos esfuerzos a buscar una droga efectiva, pero sin éxito", dice.

"Tampoco parece que la hipnosis sea una técnica apropiada para obtener declaraciones de los testigos, y menos aún para evitar que mientan", considera el profesor de la UCM.

Diversos estudios han confirmado que la hipnosis "no reduce las dificultades de recuperación de las huellas de memoria reales" y que la memoria producto de la hipnosis "es claramente menos exacta que la memoria procedente del recuerdo en estado de vigilia normal".