Si el reciente balance anual del Instituto Nacional de Estadística reflejaba cómo las víctimas de violencia de género aumentaron el año pasado en Aragón, los datos del Consejo General del Poder Judicial sobre el primer trimestre de este año, hechos públicos ayer, no arrojan mejores perspectivas: las víctimas de la lacra en Aragón ya son 853, el doble que en el mismo periodo del año pasado, cuando fueron 425.

Según los datos pormenorizados del consejo, pese al notable aumento de víctimas, las denuncias que interpusieron no aumentaron en tan alta proporción, pasando de las 614 a las 931. Conviene recordar que cada víctima puede interponer varias, por ejemplo ante episodios reiterados.

Lo preocupante en este apartado, porque además es un dato que se mantiene invariable, es el escasísimo número de estas denuncias que llega desde el entorno de la víctima, de su familia. De las 931 interpuestas en tres meses en Aragón, la inmensa mayoría fueron a cargo de la mujer y tras la intervención policial; solo 13 las cursó la familia, también tras mediar los agentes, y las derivaciones desde los servicios sanitarios o sociales fueron igualmente residuales.

Los agresores juzgados, por contra, se redujeron, aunque no es tan contradictorio como pudiera paracer ya que derivan en muchas ocasiones de casos ocurridos anteriormente. En los tres primeros meses del año hubo 92 enjuiciados, frente a los 106 del 2016, y los condenados se redujeron de 87 a 69, porcentualmente del 82% al 75%.

La relación que une a agresor y víctima en Aragón es mayoritariamente de expareja sentimental, sin haber contraído matrimonio o ser pareja de hecho, en un 44% de los casos.